Friday, March 28, 2014

EVOLUCIÓN O INVOLUCIÓN, ÉSTA ES LA CUESTIÓN

En ciencia, la palabra evolución se refiere al proceso descubierto por Charles Darwin que consiste en la adaptación de las especies biológicas a su ecosistema al producirse cambios genéticos que les dan una ventaja de supervivencia – el llamado mecanismo de la selección natural. El Hombre ha sido capaz de acelerar este proceso con la crianza de animales domésticos o de granja y también con terapias genéticas que modifican directamente genes del animal.

La tarea de La Masia se asemeja un poco a la de una granja que cría jugadores para el primer equipo en base al modelo que creó en su día Johan Cruyff, el gran Darwin blaugrana. Cruyff pidió a La Masia que le creara jugadores con unos genes particulares: de técnica finísima, a poder ser veloces, y que fueran capaces de pensar muy rápido en el ecosistema del 4-3-3 o su variante el 3-4-3. Como todas las enseñanzas del holandés, la premisa era fácil de entender para los niños: los pequeños debían jugar como los mayores. Los ojeadores y entrenadores de La Masia trabajaron muy duro y en casi treinta años han producido una larga lista de perlas que es la envidia del mundo entero: Milla, Guardiola, de la Peña, Xavi, Iniesta, Valdés, Piqué, Cesc, Messi, Busquets, Pedro, Thiago, Bartra, Samper, etc. (no caben todos).

Hace unos días, Rexach salió en defensa de la cuestionada gestión del entrenador Martino recordando que, a medida que los rivales mejoran su conocimiento del estilo del Barça, el club debe evolucionar su estilo, por ejemplo hacia un 4-4-2. Es un punto interesante que merece consideración, viniendo de una leyenda del fútbol y experto en fútbol base. Rexach recordó que también el Dream Team fue pitado en el Camp Nou cuando Bakero empezó a retrasar el balón en medio de un contrataque, y luego se demostró que era el público el que se equivocaba. Ahí Rexach sugiere que el Camp Nou es averso al cambio y que está lleno de bobos, y en ese punto no puedo estar de acuerdo con él. El socio blaugrana, que yo recuerde, ha aplaudido siempre los cambios que han resultado en una evolución positiva del equipo. El fútbol tiene en común con la danza que su técnica es muy difícil de dominar pero su belleza es fácil de apreciar hasta por un niño. Ocurre que los primeros retrasos del Dream Team no eran ejecutados con la precisión pitagórica a la que nos acostumbró más tarde el Pep Team y ralentizaban el juego con posesiones innecesariamente largas – por eso se impacientaba el socio. No hay por qué reescribir la historia e intentar colarnos los retrasos de Bakero como un hito futbolístico: basta admitir que fue un gran experimento en evolución.

Para el Tata Team la cuestión está, claro, en cómo se evoluciona. Seguirá aprendiendo La Masia a triangular con un 4-3-3 mientras el primer equipo juega con un 4-4-2, contraveniendo el principio educativo de que el primer equipo debe ser el reflejo de todo el fútbol base? Da la sensación de que el cuerpo técnico actual ha llegado a esta formación táctica no por una necesidad de estilo, como argumentaba Rexach y sería deseable, sino porque, estadísticamente – de todas las formaciones ensayadas con las rotaciones –, es la formación que más victorias ha reportado. Así es difícil para la parroquia blaugrana ver en el Tata a un nuevo Darwin iluminado. De momento, la terapia genética de Martino no funciona: los patadones al balón de Mascherano y Piqué acaban en tierra de nadie y Alves no aprende a centrar ni a tiros; el flanco derecho, con Xavi y Alves, exhibe unos agujeros defensivos directamente proporcionales a su media de edad; la falta de presión en el centro del campo es una clara involución, no una evolución respecto al Pep Team. Martino ni siquiera aplica mecanismos de selección del más apto cuando se pierden partidos intrascendentes for falta de tensión competitiva; y es inadmisible que Xavi considere que su status de leyenda le autoriza para lanzar (y fallar) los golpes francos – está rodeado de especialistas como Cesc y Neymar. Se extingue la luz de Darwin en el Barça y no hay indicios de que Zubizarreta piense hacer nada para evitarlo.

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