Sunday, November 30, 2014

CLARO COMO EL AGUA (versió catalana: clica aquí)



El agua es uno de los líquidos más transparentes que se conocen. Su tenue tinte azulado es debido a la vibración molecular del enlace entre cada uno de sus dos átomos de hidrógeno y su átomo de oxígeno. Siempre he encontrado poético que el color azul del mar pudiera tener su origen en una danza microscópica entre átomos. Aun así, cuando agarramos agua con las manos, este tinte azulado siempre se nos escapa, como si se burlara de nuestros ojos, y el agua nos aparece nítida como el cristal.


El juego del Barça tiene las mismas propiedades que el agua: es transparente y cristalino, y esta es su belleza, su fuerza y también su debilidad. Juega así porque su ideario futbolístico debe ser comprensible para los más pequeños, en el lenguaje más asequible posible. Es una fórmula educativa cocinada a fuego lento en los laboratorios del Ajax desde hace muchas décadas y que Cruyff nos enseñó a amar y valorar.


Como el agua, la transparencia del Barça contiene un tinte escondido si se la estudia con detenimiento: el ideario futbolístico es un libro abierto a los ojos de los rivales. No hay rival en el mundo, desde el Madrid al Bayern y el Chelsea, que no haya copiado el juego de posesión que el Dream Team y el Pep Team, y en cierto modo también la Selección Española, erigieron en el estilo futbolístico ganador de los últimos 20 años. La inmensa mayoría de las escuelas de fútbol del mundo enseñan ahora fútbol de posesión. Incluso el Real Madrid, en algunos momentos del pasado Madrid-Barça (3-1), se permitió el gusto de hacer algunos rondos a los centrocampistas del Barça. Sólo fueron en la zona ancha, pero fueron coreados por los "olés" de sus aficionados y, traicionado por la emoción, el corresponsal de El País (Sámano) describió los goles del Madrid (tres pifias del Barça) como producto de un nuevo "Fútbol Total". A los que hemos visto Fútbol Total, los rondos infantiles del Madrid mal presionados por este Barça enfermo nos hacen dormir - los juveniles de La Masia los hacen mejor. Pero la anécdota es sintomática de cómo evoluciona el fútbol. El Barça - La Masia - deberá reinventar el fútbol una vez más si no se quiere quedar atrás.


Luis Enrique no parece encontrar la fórmula y el Barça hace aguas, eso sí está claro. La defensa está mal planificada y el único que juega bien - Bartra - no parece tener la confianza total de Luis Enrique, lo que hace que el aficionado no las tenga todas con este entrenador. Piqué sufre el "síndrome Beckham": tiene tantos compromisos sociales con su mujer y con sus negocios que cuando está en el banquillo tiene que estar pendiente del teléfono y quiere estar en las portadas a toda costa, si es necesario tirando bombas fétidas en los aviones – así no se puede tener la cabeza en el campo. El equipo empezó bien seguramente porque se enfrentó a equipos menores pero en cuanto se ha enfrentado a rivales fuertes (PSG, Madrid, Valencia) se le han visto las carencias. ¿Qué le pasa al equipo?


Parte de los males pueden ser atribuibles al entrenador, que no parece hacer mucho caso de los informes que le pasan sus analistas. Hay tres estadísticas de una claridad diáfana. Primero, Mascherano es muy impreciso en los balones largos y tiene poco criterio en su distribución, aunque se esfuerzan en vendérnoslo como un grandísimo jugador: por eso el equipo cojea de salida. Segundo, Xavi ya hace mucho tiempo que su promedio de asistencias por partido es un cero pelado cuando durante el Pep Team no bajaba de tres y ya no recupera ni un balón ni presiona: todo un lujo tenerlo en el centro del campo. Y tercero, Alves no sabe centrar y deja unos agujeros en defensa de juzgado de guardia. Si Luis Enrique hace jugar a estos tres jugadores (juntos!), después de haber leído los informes, quizás es que dispone de una fuente de sabiduría de la que los demás no disponemos. De momento no se nota.


No toda la culpa es del entrenador. El Barça arrastra un problema endémico de planificación deportiva a nivel de club. Por culpa de la mala gestión de Zubizarreta, La Masia ahora tiene las manos atadas y es el punto de mira internacional en el asunto del fichaje de los menores. Zubi y la directiva, sin embargo, hicieron la canallada de buscar una cabeza de turco en Amor, héroe del Dream Team que ha dirigido La Masia durante su período más brillante. Zubi ni siquiera conoce su oficio de director deportivo: el Barça nunca debería haber vendido ni a Cesc ni a Thiago, los relevos naturales de Xavi que La Masia educó durante tantos años. Ni Rafinha es tan bueno como su hermano mayor ni Rakitic tiene la visión de pase de Cesc o Xavi: hemos salido perdiendo. Zubi es el responsable de que Xavi y Alves todavía estén en el Barça, y que esta temporada se fichara a Vermaelen, un central mayorcito con un historial de lesiones musculares frecuentes. Puestos a gastarse millonadas (Neymar, Suárez), el Barça debería haber priorizado los millones por un gran defensa como Thiago Silva que sustituyera a Puyol ya hace un par de años, pero nos mintieron que no había dinero. Hace demasiado tiempo que el Barça juega cojo desde los despachos.

Hay una escuela de críticos que dicen que Luis Enrique no sabe dónde va. Que lo que hace Mascherano con la pelota es una grosería futbolística equivalente a mearse encima de la Gioconda. El centro del campo no elabora con claridad y, en defensa, no presiona. Lo que hace falta para iluminar a este Barça son más mentes rápidas de La Masia (Bartra, Samper, Munir) y menos dinosaurios (Mascherano, Xavi, Alves). Hay una estadística muy clara que sostiene este punto de vista. En cada partido, hacia el minuto 70 o 80, las televisiones muestran los pases acertados y los totales de cada equipo. El Barça siempre tiene más de los dos, pero hay un dato muy importante: la diferencia (los pases fallados) es siempre casi exacta para los dos equipos, jornada tras jornada. ¿Cómo es esto? Los pases fallados son los famosos e imprecisos “patadones” desde la defensa hacia los delanteros. Los otros equipos sólo se limitan a hacer patadones porque juegan al contraataque, pero los defensas del Barça fallan tantos patadones como los de los equipos más modestos. (Muchos se darán cuenta ahora que Ronald Koeman era fabulosamente único.) Ya lo dijo Guardiola cuando el Barça ganó la final de la Copa Mundial de Clubes contra el Santos: "En verdad lo que hacemos es muy sencillo. Lo único que hacemos es intentar pasarnos la pelota lo más rápido posible ". La solución a los problemas del Barça, pues, pasa no por patadones de Mascherano sino por aumentar la velocidad, tanto del balón como de sus actores, hasta que la velocidad sea inasequible a los contrarios: incorporando jóvenes de mente veloz como Samper que sirvan balones de oro jóvenes de pies rápidos como Munir. La belleza del juego del Barça es clara como el agua, pero sus limitaciones también.
 
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Sunday, September 21, 2014

ÍCARO VUELVE A VOLAR (versió catalana: clica aquí)

Los humanos han soñado con volar desde tiempos inmemoriales. En la mitología griega, el artesano Dédalo confecciona para él y para su hijo Ícaro unas alas de cera y plumas para poder escapar del laberinto donde también está atrapado el monstruo Minotauro. Antes de volar, advierte a su hijo que no debe volar cerca del Sol o sus alas se fundirán, pero el joven está tan absorto en el placer de volar que se olvida de la advertencia y vuela tan alto que se acerca demasiado al Sol, con lo cual se funden sus alas y se cae al mar. Las alas de Ícaro inspiraron a muchos inventores, que durante siglos desarrollaron modelos primitivos de alas delta para tirarse desde lo alto de árboles o torres, a menudo con finales trágicos. Leonardo da Vinci también inventó unas alas, aunque nunca llegó a probarlas, y dedujo que un objeto ofrece tanta resistencia al aire como el aire al objeto – una conclusión que anticipó en doscientos años el principio de acción y reacción de Newton.

La Masia es el taller donde los Dédalos y los Leonardos da Vinci del fútbol de formación fabrican alas para que los jóvenes futbolistas puedan echarse a volar hacia el Camp Nou. Ahí, cuando aterrizan, demuestran que lo que aprendieron desde niños en La Masia les ha preparado para ejecutar movimientos sincronizados con su equipo de manera parecida a cómo una compañía de baile educa a los bailarines desde muy jóvenes a controlar su cuerpo al son de la coreografía. Al club le gusta y le conviene este modelo educativo porque, así, los chavales que vienen de La Masia juegan de memoria y, de pasada, aman tanto el club que se desviven por quedarse en él para siempre.

Algo pasa con la ejecución del modelo cuando dos de las perlas de la cantera, Thiago y Cesc, han decidido marcharse del club. Para ambos llegar al Camp Nou fue la ilusión de su vida, como para Ícaro volar, pero ambos no llegaron a cuajar como titulares y se estrellaron – algunos insisten que porque tuvieron la mala fortuna de coincidir con Xavi e Iniesta, el Sol que alumbraba entonces el Estadi y que derritió sus alas. Cesc Fàbregas se ha marchado ya dos veces del Barça. El Barça, con sus presidentes que esconden contratos oscuros con Qatar y con Brasil, probablemente da miedo. La Premier, en cambio, es como el cielo para un futbolista sencillo y vertical como Cesc. Pero las comparaciones de Cesc y Thiago con Xavi e Iniesta (“No está a su nivel”, “No baja a defender”) fueron siempre ruines porque olvidaban que jugando menos minutos (sin rechistar) Cesc hacía más goles que ellos dos juntos, pues tiene una llegada y un chut envidiables; y Thiago es un artista como pocos. También a Iván de la Peña se le criticaba con semejante rumorología y aún añoramos sus genialidades. Ningún técnico dijo “Y Cesc?” cada vez que que Xavi se ponía en evidencia fallando (como era habitual) un tiro libre, mientras tenía a su lado a uno de los mejores ejecutores de faltas de la historia de la Premier. Xavi e Iniesta han sido enormes jugadores, pero también lo son Cesc y Thiago – y la vida de un futbolista es demasiado corta para pasársela chupando banquillo. Cesc y Thiago se marcharon simplemente porque entendieron que los técnicos y la directiva decidieron alargar artificialmente la vida deportiva de Xavi, que hace ya un año largo que no debería jugar en el Barça. Xavi es ya una leyenda, pero sus piernas no son eternamente jóvenes.

El caso de Cesc Fàbregas pone en evidencia la pésima gestión de La Masia por parte de la directiva. Valoraron a Cesc a la baja en función de su pobre rendimiento en un año en que todo el equipo tuvo un rendimiento desastroso. Dato correcto, conclusión errónea: falta profundidad de análisis. La directiva se ha jactado del balance positivo del traspaso de Cesc y para ocupar su posición han fichado a Rakitic, un centrocampista que (como Koke) puede hacer de parche porque tiene buen toque y fondo físico – pero para jugar en el centro del campo del Barça hay que ser más que bueno: hay que tener la excelente visión de pase de Cesc o de Thiago. Esta directiva no entiende que, precisamente porque el ADN Barça tarda años en cultivarse, la pérdida de un jugador de La Masia siempre supone una tragedia para el primer equipo, y en cualquier caso (antes de jactarse como idiotas) a la ganancia económica hay que restarle el efecto reforzador de un rival europeo. El Chelsea (a la cabeza de la Premier gracias a los pases de Cesc) es ahora un rival sumamente peligroso, y si el Chelsea eliminase al Barça de la Champions el traspaso de Cesc dejaría de ser un éxito económico.
Nos queda una lectura positiva. En realidad, Cesc y Thiago – y todos los jóvenes de la cantera que triunfan fuera – contribuyen a perpetuar la noción de que La Masia es, de lejos, la mejor academia de fútbol del planeta. Dentro de un siglo se dirá que los grandes futbolistas de la época se fabricaban en Barcelona. Ahora, en el Chelsea, Cesc vuelve a maravillar a los aficionados con sus asistencias y eso – que Ícaro vuelva a volar – a muchos culés nos llena de orgullo. Cada gol, cada asistencia de Cesc y Thiago recuerdan al mundo que el legado de La Masia es mucho más grande que todos los títulos del Barça y también que todos sus directivos. Los hijos de nuestros hijos aún hablarán de Cesc y Thiago, los jugadores que tocaron el Sol fuera del Barça, pero ya nadie sabrá quién fue ese ridículo director deportivo apodado Zubi.


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Sunday, September 7, 2014

ASSAIG DE CÀNTIC AL CAMP NOU


ESPECIAL SATÍRIC 11 DE SETEMBRE, DIADA NACIONAL DE CATALUNYA (NOMÉS EN CATALÀ)

Nota: És coneguda de tothom l’afició d’Andoni Zubizarreta de voler-se quedar amb el personal citant els llibres que llegeix – com si llegir un llibre fos un gran mèrit. El que és menys coneguda és la seva afició a escriure poemes en les moltes estones lliures que està tancat al seu despatx sense cardar brot perquè ja se li han esgotat les idees de com carregar-se aquesta Masia que a ell i a el president els fan sentir-se tan i tan minúsculs. Aquí en teniu un exemple:


ASSAIG DE CÀNTIC AL CAMP NOU

Oh, que cansat estic de la meva

covarda, vella, tan salvatge junta,

i com m’agradaria allunyar-me’n,

Masia enllà,

on diuen que la gent és neta

i noble, culta, rica, lliure,

desvetllada i feliç!

Aleshores, al palco, els directius dirien

desaprovant: “Com l’ocell que deixa el niu,

així el Zubi que se’n va del seu indret”,

mentre jo, ja ben lluny, em riuria

de la llei i de l’antiga saviesa

d’aquest meu àrid club.

Però no he de seguir mai el meu somni

I em quedaré aquí fins a la destitució.

 

Car sóc també molt covard i salvatge

i estimo a més amb un

desesperat dolor

aquesta meva pobra, bruta, trista, dissortada junta.

Monday, September 1, 2014

EL BARÇA ES UNA PEONZA (versió catalana: clica aquí)


La peonza es un juguete que ha existido desde la Antigüedad. Se aguanta sobre una punta sólo cuando está girando debido a la estabilidad que le proporciona el movimiento giratorio. Esta estabilidad es debida al principio de conservación del momento angular, que es una propiedad de todo cuerpo en rotación. Si no actúa ninguna fuerza sobre la peonza, el momento angular se mantiene constante tanto en el ángulo como en la magnitud y la peonza se aguanta derecha infinitamente. En la realidad, una peonza no se aguanta girando infinitamente porque la fricción de la peonza con la superficie y con el aire hace que se ponga a perder momento angular y acabe cayéndose al suelo.

Los equipos de fútbol son entidades de por sí muy inestables que suelen tener unos ciclos de esplendor y otros de decadencia, como peonzas: durante un tiempo se sostienen, atrayendo los focos de los medios, y después se pasan una temporada por los suelos, sin que nadie les preste atención. El Dream Team hizo enderezar un club que hacía tiempo que no se levantaba y con su fútbol de ataque hizo un ejemplo en toda España. Después la peonza vaciló, pero Guardiola la volvió a enderezar y la hizo girar con una energía como no se había visto nunca. La tragedia de Tito y la incompetencia de Zubi y de Martino juntas lograron frenar el impulso de Guardiola hasta hacer caer la peonza estrepitosamente.

Ahora la peonza, con Luis Enrique, parece que se quiere levantar, pero le cuesta. Hay algo que le pesa mucho, y es esta junta anquilosada de okupas que no quiere dimitir ni a tiros. Sandro Rosell y su grupo de amigos de Esade han pisoteado todo lo que hizo grande al Barça y aquí no ha pasado nada: muchos socios no se han dado cuenta de que estos yuppies desembarcaron en el Barça para forrarse. El enemigo lo tenemos en casa. Se han apuntado al modelo mercantilista de Florentino Pérez que ficha y re-vende para hacer negocio, pero esta tropa no saben hacer ni eso: el Madrid vende el pepa de Morata por 20 M € y el Barça deja ir libres de contrato perlas como Javier Espinosa; Florentino hace un negocio redondo con Di María (84 M €) y el Barça, en cambio, el año que viene regalará Alves, un jugador de una polivalència única (i per lo tanto aún muy valuoso) però que ya comienza a tener demasiados años para las exigencias físicas de su posición. Digámoslo de una vez por su nombre: la persona responsable de los fichajes (Zubizarreta) no tiene ni puta idea. En los últimos dos años Zubi ha demostrado repetidamente que no está profesionalmente capacitado para ocupar su cargo: 1) no supo retener los dos centrocampistas que habían sido formados para relevar a Xavi e Iniesta (Thiago y Cesc), una mala gestión que terminó reforzando dos de los máximos rivales europeos (Bayern y Chelsea); 2) no supo identificar cuándo había que fichar centrales de altura; 3) ha terminado fichando, tarde, dos centrales de edad avanzada y propensos a lesionarse (Mathieu y Vermaelen), una pésima inversión porque durarán pocos años y se devaluarán; 4) ahora ficha un centrocampista sin ADN Barça (Rakitic), un futbolista notable pero netamente inferior a los que forma la cantera (Thiago, Cesc, Sergi Roberto, Sampertodos internacionales contrastados). No extraña, pues, que en el Crackòvia a Zubi se le caracterice como el inútil por antonomasia. Los aficionados, mientras tanto, tenemos que arrastrar la vergüenza de una camiseta que está hecha un cromo con tantos patrocinadores, el contrato engañoso de Neymar, 162 millones de euros la mitad de los cuales se han invertido en futbolistas de "clase media" (quién es Douglas?), la incomprensible falta de respuesta del club a las infantiles bombas fétidas de Piqué, el escarnio del Daily Mail y de la CNN ("El Barça es menos que un club"), y ahora el castigo previsible de la FIFA por los reincidentes errores administrativos en los contratos de la Masia. Es posible hacerlo peor?

Pues sí. Para rematar la faena, los arquitectos de toda esta planificación, Zubi y el presidente Bartolomé, decidieron echar a una de las personas a las que el Barça le debía eterna gratitud: Guillermo Amor, director de la Masia y responsable de su impecable funcionamiento deportivo. Amor se cuidaba la Masia como si fuera su casa porque había sido su primer graduado. El argumento de que Amor era el responsable de los errores administrativos de los contratos de los jóvenes es de una indecencia maquiavélica: Amor es un futbolista sin experiencia jurídica. Causa especial indignación que en la junta nadie haya movido un dedo por uno de los héroes del Dream Team cuando lo que debería haber hecho el Barça ya hace tiempo es cambiar todo su equipo jurídico, visto que no ganan ni un miserable proceso judicial: de Justicia Deportiva no deben saber ni jota. Uno puede estar de acuerdo o no con la reglamentación de la FIFA, pero la FIFA no apercibió al Barça ayer lo avisó en 2009: sus abogados han tenido cinco años para pensar alguna estrategia y justificar sus dietas estratosféricas. Con Amor también se marchó, ultrajado, su brazo derecho, Albert Puig, director del fútbol base y otro artífice de los recientes éxitos de la Masia. Si la peonza sigue girando es gracias a Amor y Puig y todo el equipo con el que se rodearon debajo de ellos a lo largo de los años. Lo que da energía ahora a la peonza es la velocidad mental y atlética del fútbol de los jóvenes: el dribling eléctrico de Munir (el máximo goleador de la pretemporada con 18 años), la zancada elástica de Rafinha, la potencia incansable de Sergi Roberto, y el toque tridimensional de Samper, entre otros. Estos primeros compases de la temporada causan ilusión porque los jóvenes están volviendo a ser los mejores, como cuando Cruyff nos "descubrió" Guardiola e Iván de la Peña. Todo gracias a la Masia, el motor que hace avanzar el Barça incluso cuando el Barça le es ingrato.

Es sintomático que la reacción de la directiva a la sanción de la FIFA haya sido de crítica feroz y unánime contra la FIFA. Yo, desde aquí, quiero dar gracias de todo corazón a la FIFA porque durante un año esta pobre, sucia, triste, desdichada junta no podrá perjudicar al club fichando pepas forasteras y el Barça no tendrá más remedio que recurrir a su limpia y noble, culta, rica, libre, despierta y feliz cantera – que es, como ya sabe todo culé que no esté ciego, de donde salen últimamente los mejores jugadores del Barça. Esta junta se resistirá a dimitir y cuando el Barça vuelva a ganar dirá que es por "sus" fichajes, pero el socio listo lo ve muy claro: es la velocidad del fútbol de los jóvenes de la Masia lo que está enderezando una vez más esta peonza.

 
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EL BARÇA ÉS UNA BALDUFA


La baldufa és una joguina que ha existit des de l’Antiguitat. S’aguanta sobre una punta només quan està girant degut a l’estabilitat que li proporciona el moviment giratori. Aquesta estabilitat és deguda al principi de la conservació del moment angular, que és una propietat de tot cos en rotació. Si no actúa cap força sobre la baldufa, el moment angular es manté constant tant en l’angle com en la magnitud i la baldufa s’aguanta dreta infinitament. A la realitat, una baldufa no s’aguanta girant infinitament perquè la fricció de la baldufa amb la superfície i amb l’aire fa que es posi a perdre moment angular i acabi caient a terra.

Els equips de futbol són entitats de per si molt inestables que solen tenir uns cicles d’esplendor i uns altres de decadència, talment baldufes: durant un temps s’aguanten drets, atraient l’atenció de tothom, i després es passen una temporadeta per terra, sense que ningú se’ls miri. El Dream Team va fer redreçar un club que feia temps que no s’aixecava i va fer un exemple del seu futbol d’atac a tot Espanya. Després la baldufa va vacil.lar, però Guardiola la va tornar a redreçar i la va fer girar amb una energia com no s’havia vist mai. La desgràcia de Tito i la incompetència de Zubi i de Martino juntes van aconseguir frenar l’impuls de Guardiola fins a fer caure la baldufa estrepitosament.

Ara la baldufa, amb Luis Enrique, sembla que es vol aixecar, però li costa. Hi ha una cosa que li pesa molt, i és aquesta junta anquilosada d’okupes que no vol dimitir ni a trets. El Sandro Rosell i la seva colla d’amics d’Esade han trepitjat tot el que va fer gran el Barça i aquí no ha passat res: molts socis no s’han adonat que aquests yuppies van desembarcar al Barça per forrar-se. L’enemic el tenim a casa. S’han apuntat al model mercantilista de Florentino Pérez que fitxa i re-ven per fer negoci, però aquesta tropa no saben fer ni això: el Madrid ven el pepa de Morata per 20 M€ i el Barça deixa anar lliures de contracte perles com Javier Espinosa; Florentino fa un negoci rodó amb Di Maria (84 M€) i el Barça, en canvi, l’any que ve regalarà Alves, un jugador d’una polivalència única (i per tant encara molt valuós) però que ja comença a tenir massa anys per a les exigències físiques de la seva posició. Diguem-ho d’una vegada pel seu nom: la persona responsable dels fitxatges (Zubizarreta) no en té ni puta idea. En els últims dos anys Zubi ha demostrat repetidament que no està professionalment capacitat per ocupar el seu càrrec: 1) no va saber retenir els dos centrecampistes que havien estat formats per rellevar Xavi i Iniesta (Thiago i Cesc), una mala gestió que va acabar reforçant dos dels màxims rivals europeus (Bayern i Chelsea); 2) no va saber identificar quan calia fitxar centrals d’altura; 3) ha acabat fitxant, tard, dos centrals d’edat avançada i propensos a lesionar-se (Mathieu i Vermaelen), una pèssima inversió perquè duraran pocs anys i es devaluaran; 4) ara fitxa un centrecampista sense ADN Barça (Rakitic), un futbolista notable però netament inferior als que forma la cantera (Thiago, Cesc, Sergi Roberto, Samper – tots internacionals contrastats). No estranya, doncs, que al Crackòvia el Zubi se’l caracteritzi com l’inútil per antonomàsia. Els aficionats, mentrestant, hem d’arrossegar la vergonya d’una samarreta que està feta un cromo de tants espònsors, el contracte enganyós de Neymar, 162 milions d’euros la meitat dels quals s’han invertit en futbolistat de “classe mitja” (qui és Douglas?), la incomprensible falta de resposta del club a les infantils bombes fètides de Piqué, l’escarni del Daily Mail i de la CNN (“El Barça és menys que un club”), i ara el càstig previsible de la FIFA pels reincidents errors administratius en els contractes de la Masia. És possible fer-ho pitjor?

Doncs sí. Per acabar-ho de rematar, els arquitectes de tota aquesta planificació, en Zubi i el president Bartomeu, van decidir treure a una de les persones a qui el Barça li devia eterna gratitud: Guillermo Amor, director de la Masia i responsable del seu impecable funcionament esportiu. Amor es cuidava la Masia com si fos casa seva perquè n’havia estat el seu primer graduat. L’argument que Amor era el responsable dels errors administratius dels contractes dels joves és d’una indecència maquiavèlica: Amor és un futbolista sense experiència jurídica. Indigna que a la junta ningú no hagi mogut ni un dit per un dels herois del Dream Team quan el que hauria d’haver fet el Barça ja fa temps és canviar tot els seu equip jurídic, vist que no guanyen ni un miserable procés judicial: de Justícia Esportiva no en deuen saber ni un borrall. Un pot estar d’acord o no amb la reglamentació de la FIFA, però la FIFA no va avisar el Barça ahir – va avisar-lo l’any 2009: els seus advocats han tingut cinc anys per pensar-se alguna estratègia i justificar les seves dietes estratosfèriques. Amb Amor també va marxar, ultratjat, el seu braç dret, Albert Puig, director del futbol base i un altre artífex dels recents èxits de la Masia. Si la baldufa encara segueix girant és gràcies a Amor i Puig i tot l’equip amb què es van envoltar a sota d’ells al llarg dels anys. El que dóna energia a la baldufa ara és la velocitat mental i atlètica dels joves: el dribling elèctric de Munir (el màxim golejador de la pre-temporada amb 18 anys), la gambada elàstica de Rafinha, la potència incansable de Sergi Roberto, i el toc tridimensional de Samper, entre altres. Aquests primers compassos de la temporada causen il.lusió perquè els joves estan tornant a ser els millors, com quan Cruyff ens va “descobrir” Guardiola i Iván de la Peña. Tot gràcies a la Masia, el motor que fa avançar el Barça fins i tot quan el Barça li és ingrat.

És simptomàtic que la reacció de la directiva a la sanció de la FIFA hagi estat de crítica ferotge i unànime contra la FIFA. Jo, des d’aquí, vull donar gràcies de tot cor a la FIFA perquè durant un any aquesta pobra, bruta, trista, dissortada junta no podrà perjudicar el club fitxant toies forasteres i el Barça no tindrà més remei que recórrer a la seva neta i noble, culta, rica, lliure, desvetllada i feliç cantera – que és, com ja sap tot culé que no estigui cec, d’on surten últimament els millors jugadors del Barça. Aquesta junta es resistirà a dimitir i quan el Barça torni a guanyar dirà que és pels “seus” fitxatges, però el soci llest ho veu molt clar: és la velocitat del futbol dels joves de la Masia el que està redreçant un cop més aquesta baldufa.

Sunday, June 29, 2014

ELEGÍA A XAVI, EL ENANO QUE SE CONVIRTIÓ EN GIGANTE DEL FÚTBOL (versió catalana: clica aquí)

En las ciencias físicas hay las llamadas leyes de escala que nos permiten extrapolar cómo se comportaría un sistema si fuera tantas veces más grande (o más pequeño). Las leyes de escala nos indican que un gigante diez veces más alto que nosotros y con iguales proporciones (como el bondadoso Gegant del Pi en Cataluña, por ejemplo) no podría tener nuestros pies, o de lo contrario se le romperían los huesos del pie bajo el peso del cuerpo – que sería unas mil veces mayor que el de una persona normal. Para resistir el peso tendría que tener, como los grandes dinosaurios, unos huesos y unos pies mucho más anchos.

Xavi ha sido un jugador de estatura pequeña que con el paso del tiempo se ha convertido en un gigante del fútbol, especialmente por su fructífera asociación con Iniesta, otro gigante de talla menuda. Cuenta la leyenda culé que un día Guardiola fue al Miniestadi con Xavi para ver jugar a las jóvenes promesas y, señalando a Iniesta, hizo una doble premonición, una de las más bellas del universo blaugrana porque relaciona en el tiempo a los tres más grandes centrocampistas que ha producido La Masia: “Tú me sentarás a mí, pero él te sentará a ti”. Años más tarde Guardiola dio la batuta conjuntamente a Xavi y a Iniesta, negando él mismo su segundo augurio, y creó así uno de los centros del campo más plásticos y dinámicos que se han visto en la historia del fútbol. Ninguna otra pareja de futbolistas ha expresado mejor en el campo uno de los postulados más sintéticos del fútbol que nos ha regalado Cruyff: “El centro del campo es el barómetro del fútbol”. Durante la época del Pep Team, el Barça llegó con estos dos centrocampistas a tal nivel de sincronización de sus movimientos que uno habría dicho que La Masia utiliza bailarines y coreógrafos para entrenar a sus futbolistas. La característica más distintiva de esta compañía de ballet era la increíble velocidad y precisión con la que se pasaban la pelota, intercambiando sus posiciones cuando era necesario. No lograban esta habilidad por la fuerza física – ambos son bastante más débiles y pequeños que la mayoría de centrocampistas – sino por la técnica de su toque y su rápida coordinación mental, casi telepática. "Nuestro nivel de compenetración es tan alto que no necesitamos palabras para avanzar en el campo", dijo Xavi sobre Iniesta. "Cuando él sube, yo bajo; cuando él tiene la pelota, yo voy a una posición libre; y cuando yo recibo la pelota, él va al espacio. Es un simple baile".
Lo hacían con tal exactitud que podían permitirse el lujo de hacer la mayor parte de los pases en sentido horizontal, simplemente para mantener la posesión del balón – un procedimiento que cansaba a los defensores y les hacía perder su concentración, como hipnotizados por el movimiento rítmico de la bola o por el movimiento pendular de los jugadores del Barça. El gran defensor inglés John Terry describió muy bien cómo, como defensor, tuvo que sufrir el fútbol de posesión: "No me gusta jugar contra equipos que tocan y tocan. Te pasas todo el partido corriendo detrás de ellos y es muy frustrante. Debes permanecer muy concentrado todo el tiempo. Haces un error y te marcan un gol ".
Xavi es un jugador que tiene un toque privilegiado – se le ha visto amortiguar saques de portería con el exterior de su bota con la tranquilidad de quien se está tomando un café – y que, con su obsesión por no perder el balón aprendida en La Masia desde los 11 años, desarrolló una maniobra singular conocida por el fan culé como “la vueltecita mágica” – con la cual se zafaba de sus contrarios a base de girar sobre si mismo como una baldufa. Aún así, la parte más hábil de su cuerpo no está en sus botas sino en su cerebro: Xavi aprendió los fundamentos del fútbol posicional jugando a Fútbol-7 de niño en La Masia y, más tarde, cuando Van Gaal lo subió al primer equipo, pero estalló como una flor cuando Rijkaard lo situó a diez metros del área, donde sus triangulaciones fulgurantes con Iniesta, Ronaldinho y Messi deslumbraron al mundo. Xavi se distinguía por su capacidad de pensar rápido y jugar con la cabeza alta, como muchos grandes centrocampistas antes que él, pero por encima de ellos ha mostrado una capacidad de análisis propia de un jugador de ajedrez: podía intuir por dónde iba a discurrir la jugada cinco o seis toques antes que todo el mundo – acelerar el juego si había que filtrar un pase a Messi o pausarlo si había que esperar a que Alves subiera por el lateral –, controlando el tempo del juego como un Gran Maestro del fútbol. Esta facultad suya era tan obvia que el Barça jugaba de dos maneras distintas: una con Xavi – más ordenada y siempre siguiendo las pautas del estilo – y otra sin él. Xavi se identificó tanto con el fútbol de posesión del Barça que ya desde pequeño sus entrenadores de La Masia le descubrieron una obsesión que lo haría famoso: "Se puede pasar todo un partido sin perder apenas una pelota".
Estos días se anunciará que Xavi se marcha definitivamente del Barça para vivir una última aventura futbolística y personal en una liga extranjera menor. Xavi había sido criticado recientemente – también desde estas páginas – porque ya no era el Xavi que marcaba la diferencia, por mucho estilo que aportase: pero no era culpa suya sino de la biología, y en todo caso la responsabilidad última era del club. El Barça debería haber tratado de convencer a este genio hace ya más de un año de que pasara al cuerpo técnico. En lugar de utilizar el faro de su mente para el bien del club, dejaron que su inmensa sombra asustase a Thiago y a Cesc y cobijase a un sinfín de tertulias estériles sobre el estilo: el estilo lo traen impreso en sus botas los jugadores desde La Masia, con lo cual la premisa de que había que mantener a Xavi para preservar el estilo era falsa. Esperar que Zubizarreta y Martino – seguramente los dos más grandes incompetentes que ha tenido la dirección del club desde la era Núñez y Gaspart – comprendieran estas sutilezas lógicas hubiera sido como pedirle peras al olmo.
Recordamos a la mayoría de grandes científicos, personalidades y futbolistas por su apellido, como es natural, porque hay incontables Alberts pero sólo unos Einsteins, infinitos Johans pero pocos Cruyffs. Como el cantante catalán Raimon, Xavi – el diminutivo catalán de Xavier, sin apellido – tiene entrada propia en Wikipedia: sólo hay un Xavi, inmortalizado ya en decenas de millares de dorsales del Barça con el 6 y de la Roja con el 8 que corretean por todos los rincones del planeta intentando imitar al Xavi original. Debemos dar gracias de que Xavi sea hijo de un futbolista de Terrassa y de que fuera educado en La Masia; desde entonces Xavi se sabe representante de un club y unos valores, y por eso nunca se descamisaría para lucir sus tatuajes o sus pectorales, ni se le conocen ninguna subida de tono ni ninguna conducta violenta en su dilatada carrera deportiva. En estos tiempos convulsos en que la directiva ha vendido media alma a Qatar, jugadores como Xavi salvan la cara del “Més que un club” porque él cree en ese lema desde el fondo de su corazón. Llenó de orgullo a millones de catalanes cuando tras cada triunfo de la Roja se arropó con la senyera delante de las cámaras de todo el mundo para recordarnos, como hizo Raimon, que quien pierde sus orígenes pierde su identidad. Pero también se dejó querer por gentes de todas razas y colores y recordaremos con especial cariño su encomiable amistad con Iker Casillas, el amable cancerbero del eterno enemigo; ellos nos enseñaron que el fútbol, por ser un juego, debe ser un ejercicio fraternal, nunca fratricida. La de Xavi era una camiseta pequeña pero la vistió un gigante catalán del fútbol. Contaremos a nuestros nietos que el Gegant del Pi se llamaba Xavi.
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