Wednesday, May 24, 2017

EL CRISTAL DEL BARÇA (versió catalana: clica aquí)

El cristal o vidrio, compuesto principalmente de dióxido de silicio – extraído de la arena de playa –, es un material transparente conocido desde hace más de cuatro mil años por los antiguos mesopotamios y egipcios. Su descubrimiento debió ser casual, pues se puede obtener al fundir arena en un horno de metal. El cristal es transparente porque los electrones de sus átomos han de absorber mucha energía para canviar de nivel de energía, y en consecuencia un fotón (partícula de luz) que atraviesa el cristal raramente es absorbido, a menos que tenga mucha energía (rayos ultravioleta o más energéticos; por eso el cristal filtra la radiación ultravioleta). Otros materiales como el diamante también son transparentes por la misma razón. Al contrario que el diamante, que es muy duro porque sus átomos están organizados en una fuerte estructura cristalina, el vidrio es mucho más frágil porque sus átomos están totalmente desordenados, y así están menos cohesionados.

El sistema de juego del Barça es elegante y transparente como el cristal. Sus postulados básicos – Posición, Posesión, Presión – son conocidos e imitados por todos los rincones del planeta. Es transparente por diseño: el sistema debe ser fácil de asimilar hasta por los más jóvenes, para que puedan aprender y evolucionar en un mismo ecosistema. Esta idea original de Jack Reynolds, el primer entrenador del Ajax, ha dado muchos frutos, y aún hoy la Masia, la academia de fútbol del Barça que ha producido una ristra inacabable de talentos desde Guardiola hasta Messi y Busquets pasando por Puyol, Iván de la Peña y muchos más, es el referente mundial número uno de la educación en fútbol. 
  
Pero ocurre que el sistema de juego del Barça tiene también la fragilidad del cristal. El juego posicional no siempre le gana en velocidad al patadón, ni es immune a un buen cabezazo. Las posesiones largas del Barça exigen gran concentración y técnica porque los pases deben efectuarse a gran rapidez para que no los intercepte el contrario. Esas posesiones elaboradas con gran paciencia invitan al contrario a emplazarse en el campo en la misma posición defensiva una y otra vez (“el autobús”), con lo cual el sistema parece repetitivo y poco eficiente a ojos inexpertos, pero la realidad es más parecida a una partida de ajedrez en la que el Barça siempre juega con la ventaja de las blancas – el ataque. En la presión, todos deben colaborar no solamente corriendo sino pensando en su óptima colocación. Si falla un solo eslabón de la cadena, las jugadas más simples pueden romper el cristal del Barça. Ese equilibrio estaba muy bien cuidado en el Barça de Guardiola y en el de Tito, no sólo por su talento como entrenadores sino también porque aseguraron un continuo influjo de jugadores de la cantera (“el ascensor”).  
  
En el Barça se ha confundido a menudo esa transparencia – tan necesaria para su ADN – con la fragilidad que a veces acusa el sistema. Son dos propiedades independientes, de la misma manera que existen objetos de plástico que son transparentes pero no frágiles y las cáscaras de huevo que son frágiles sin ser transparentes. Cuando llegó Martino, empezaron a surgir expertos en fútbol como setas clamando que “los rivales nos han encontrado el truco” y que “hay que encontrar variantes”. Piqué y Mascherano probaron a colgar balones al área durante un tiempo hasta que se cansaron. No es que hubiera nada malo en la transparencia en sí, sino que el sistema se había vuelto frágil por su peor ejecución. Faltaba Puyol y la media de asistencias por partido de Xavi rondaba el cero absoluto – mientras Thiago y Cesc hacían cola en el banquillo. Nadie se atrevió a acusar al legendario Xavi ni apuntó lo más obvio: que en fútbol ya está todo inventado y que en lo único que había que trabajar es en mantener – o a ser posible, incrementar – la velocidad de ejecución. “Lo único que hacemos es intentar pasarnos el balón lo más rápido posible”, había advertido Guardiola después de ganar brillantemente el Mundialito de fútbol por 4-0.
Luis Enrique se apuntó al carro de los listos que buscaban variantes al estilo como fuese. El fichaje de Suárez completó uno de los mejores trios atacantes de la historia del Barça (“MSN”) y los fans de Luis Enrique usaron los títulos para avalar sus argumentos – cuando lo difícil, con la MSN, era no ganarlos. Para alumbrarnos con su pensamiento Luis Enrique trajo a Rakitic, Digne, Mathieu, Gomes y Alcácer. Los tres últimos fueron todos fichados del Valencia a precios hinchadísimos por mediación del directivo Robert, un ex-valencianista, sin que nadie haya investigado posible corrupción. Otra de las aportaciones de la mente privilegiada de Lucho es que paró el ascensor – prescindió de Samper, el llamado a ser el heredero de Busquets, y utilizó a los jóvenes con cuenta-gotas – sin más argumento que el banquillo está lleno (de paquetes), una irresponsabilidad que ha puesto en peligro la progresión profesional de decenas de canteranos. Luis Enrique dijo también que impondría un régimen de rotaciones, pero pronto quedó claro que la MSN sólo rota cuando le rota. Una esperpéntica alineación de Luis Enrique contra la Juventus (con Digne en vez de Jordi Alba de lateral y con Mascherano en la media en vez de Denis Suárez) costó al Barça su clasificación en Champions League. Ahora el Barça acaba de perder la Liga, o mejor dicho, se la ha regalado al Real Madrid perdiendo puntos contra rivales mucho más débiles y así los periodistas serviles de Florentino pueden elevar al eterno rival a la categoría del “Madrid más total” (Sámano, El País) por una Liga sin brillo ganada a trompicones.    
Hace ya más de treinta años que en el Barça todos los problemas llegan siempre por arriba (la directiva), nunca por abajo (la cantera). Los cuatro últimos presidentes se han visto envueltos en negocios turbios: uno aún está encausado (Bartomeu), dos han estado en prisión (Núñez, Rosell), y el otro (Laporta) perdió la confianza del socio por enriquecerse con el régimen dictatorial de Uzbekistán. Ha llegado el punto de que el socio ya está acostumbrado a que la directiva haga una peste que te cagas, y hace gracia oír las críticas a la Masía y al estilo – cuando lo único que funciona como un reloj en el Barça es la Masía. Aprovechando que ya se había ido Guardiola, un grupo de directivos se puso a rebuznar que había que encontrar vías alternativas y fichar fuera porque “la Masía no podía producir Xavis e Iniestas cada año”. Este curso la Masía ha conquistado todos los títulos de fútbol 11 (desde el Barça B hasta el infantil B) y siete de los nueve títulos de fútbol 7 (el alevín A, C y D, el Benjamín A, B y C, y el Prebenjamín), igualando su récord histórico de 14 títulos. El Barça es una injusta pirámide donde los más engreídos y zopencos gobiernan sobre los más humildes e inteligentes.
Lo más preocupante es que no hay indicaciones de que la directiva sepa reconocer ni los errores ni las causas de la crisis. Hace unos días el presidente Bartomeu manifestó que “No estamos perdiendo la esencia del modelo Barça”. Es cierto que la Masía no ha perdido el rumbo, pero el primer equipo ha jugado cada jornada un partido distinto, desorientado por el peso de su herencia bajo un liderazgo desconcertante. Cualquier niño sabe que Thiago, Cesc y Bartra – tres internacionales que se hartaron de chupar banquillo y fueron fichados por una miseria por grandes rivales europeos – son mejores que Rakitic, Gomes y Mathieu: con aquellos canteranos no se hubiera malogrado esta Liga, y por lo tanto este campeonato se ha perdido no por flaquezas de la Masía o en el ideario, y ni mucho menos por méritos del Real Madrid, sino por errores evitables en la dirección culé. En la cantera están los mejores futuros jugadores de España y no hay que buscar más afuera: la Masía ya los moldeó con el ADN Barça. Pero sólo un nuevo entrenador que aprecie el tesoro de la Masía podrá reparar el cristal agrietado de la esencia del Barça. La única suerte es que los problemas del Barça – por mucha peste que hagan – son tan transparentes como su esencia misma.

Wednesday, April 19, 2017

LA TEORíA GENERAL DEL BARÇA (versió catalana: clica aquí)


En 1916, Albert Einstein publicó la Teoría General de la Relatividad, una revolucionaria descripción de la fuerza de la gravedad como una propiedad geométrica del espacio-tiempo. A Einstein se le ocurrió su Teoría General al imaginarse que una persona dentro de un ascensor cayendo en caída libre no sería capaz de sentir su propio peso, y por lo tanto no le sería posible distinguir si es que hay ausencia de gravedad o si es que está acelerándose igual que el ascensor, su único sistema de referencia. Por lo tanto, la gravedad es sólo una forma de aceleración generada por la presencia de masa. Utilizando el cálculo de tensores (con matrices de cuatro dimensiones), Einstein pudo derivar las ecuaciones de campo que predicen la intensidad de la gravedad en función de la distribución de masas. A diferencia de la Teoría de la Gravedad de Newton, las ecuaciones de Einstein predicen con gran exactitud fenómenos como la precesión anómala del perihelio de Mercurio, las lentes gravitacionales que curvan la luz de las estrellas, y las dilaciones temporales causadas por la gravedad, entre muchos otros.

Johan Cruyff trajo al Barça desde su Ajax natal, primero como jugador y luego como entrenador, una nueva concepción geométrica del deporte rey conocida como Fútbol Total que se basa en la cooperación mutua de todos los jugadores en todas las posiciones del campo. Asimilando el Fútbol Total como el estilo-bandera del club, el Barça ganó 14 ligas, 7 Copas del Rey y 5 Copas de Europa desde que llegara Cruyff al Barça como entrenador hace casi 30 años (un éxito si lo comparamos con las 9 ligas, 4 Copas del Rey y 5 Copas de Europa del Real Madrid en el mismo periodo), y exportó su fútbol de posesión a la mayoría de clubes y academias de fútbol del mundo.

Pero el Barça ahora está en caída libre y no hay un Einstein en el Barça para resolver las ecuaciones de lo que está pasando en el campo. El entrenador ha dependido de la gravitación de Messi, Suárez y Neymar desde el primer día pero al tensor de la MSN le falta una dimensión para alcanzar su Fútbol Total cuando algún elemento esencial de la media (léase Busquets o Iniesta) no está: ante la Juve en Turín, Luis Enrique cometió la pifia más grande de su carrera al entregar las llaves de la media a Mascherano, y luego a André Gomes – teniendo a Denis Suárez, mucho más fino en el control y elaboración que el jefecito y el portugués – y la del carril izquierdo a Mathieu en lugar de a Jordi Alba. Vi el partido en Costa Rica, y allí me encontré con docenas de aficionados del Barça que me preguntaban con pavor por qué habían jugado Mascherano y Mathieu. Es de sentido común. Hasta los niños y las piedras saben que Mascherano y Gomes no están capacitados para esa labor cerebral y técnica de mediocentro del Barça, y que Alba es mucho, pero que mucho mejor que Mathieu. En el tercer gol, el comentarista para ESPN CentroAmérica se burló de Mascherano, el cual forcejeó con el alto Chiellini pero no pudo evitar que éste cabeceara a placer sin tan siquiera levantar los pies del suelo: “Parece que Mascherano juega a otro deporte”. La jugada pone en duda la labor de Unzué, al que se le suponen dotes de estratega brillante en acciones a balón parado, y cuestiona su posible candidatura a primer entrenador. No ayuda a Unzué que Luis Enrique siga insistiendo en que no ve ningún error táctico en el partido de Turín: cuando el entrenador es el único entre millones de fans del Barça, desde Barcelona a América, que no aprecian errores tan elementales, es que quizás el cuerpo técnico no tenga la capacidad para continuar.

Lo advirtió Cruyff, el “Pitágoras del fútbol”, mil y una veces: al fútbol se juega principalmente con el cerebro; no es cuestión de correr mucho sino de estar en el sitio preciso en el instante preciso; “el centro del campo es el barómetro del fútbol”; y hay que cuidar el estilo, cuyas ecuaciones se formulan en la Masía. Lo entendieron Guardiola y Tito: cuidaron el ascensor de la Masía al dar minutos a los canteranos para que se formaran en el Camp Nou y despuntaran. No así Luis Enrique. Su pedestre “Teoría de las Rotaciones” es mezquina porque está diseñada para optimizar el rendimiento de unos pocos, sacrificando a otros.

Si hay que ser justos, nunca ningún entrenador del Barça gestionó bien los minutos de las “estrellas en declive”. A Puyol se le renovó cuando ya no estaba para esos trotes y entonces ya no fue posible fichar a Thiago Silva, generando una larguísima “crisis del central” que duró hasta la llegada de Umtiti. También la retirada de Xavi se eternizó y tanto Thiago como Cesc se hartaron de hacer cola en el banquillo cuando ya eran internacionales, y su marcha generó la presente “crisis de la media” porque se les sustituyó por jugadores inferiores como Mascherano, Rakitic y Gomes – que encima taparon la progresión de grandes mediocentros como Samper y Denis Suárez (ambos fueron cedidos). Luego les faltaron minutos a muchos otros, como Bartra y Nolito (vendidos incomprensiblemente), y ahora a Lee.

El problema de fondo es que el Barça es ahora mismo una gran empresa de fútbol gestionada por gente sin experiencia futbolística. Haber obtenido un másters en empresariales en Estados Unidos y haber jugado al básquetbol o al waterpolo no debería bastar, por mucho que abunde en esta directiva –  compárese con el magnífico equipo que tiene el Bayern. La nefasta gestión del anterior director deportivo (Zubizarreta), que no supo anticipar la crisis del central ni la de la media y culpó canallescamente a los directores de la Masía por los contratos a menores, tampoco ha mejorado con la de Robert, un ex-valencianista que parece más preocupado en negociar traspasos mediocres con el Valencia (Munir, Mathieu, Gomes, Alcácer) que en la excelencia del Barça. Los que claman que la Masía ya no produce talento al ritmo de antaño – una afirmación tendenciosa con poca fuerza estadística – se niegan a ver que la directiva ha desparramado ese mismo talento por los grandes equipos de Europa y ha traído a cambio a jugadores que no habrían pasado nunca el exigente filtro del Barça B. Habrá que esperar a un futuro con Piqué de presidente para ver a un Barça gestionado por la Masía, para la Masía.
Claro que las rotaciones son necesarias, pero con una declaración de intenciones diametralmente opuesta. En su día, se tendría que haber hecho rotar a Xavi no simplemente “para descansar a Xavi” sino para que pudieran jugar Cesc y Thiago. Las rotaciones tendrían que estar diseñadas para la proyección profesional de los canteranos (y otros jóvenes fichajes), no simplemente para el descanso nobiliario de los titulares. Los técnicos deberían mostrar a las vacas sagradas que los minutos cedidos a los jóvenes benefician al equipo, pues cuando un titular se lesiona el equipo tiene una pieza de recambio con ADN azulgrana. Es imperativo que el nuevo entrenador del Barça sepa combinar los minutos de los jóvenes con los de las estrellas, restituyendo el ascensor de la Masía que, como el de Einstein, produce la sensación de anular todas las fuerzas exteriores. El rol del entrenador del Barça debería ser el de distribuir a los jugadores adecuados en el terreno de juego – como si se tratara de masas en el espacio-tiempo – y dejar que el tensor del fútbol de ataque ideado por la Masía ponga en marcha los resortes cósmicos de sus movimientos. Es urgente que llegue un nuevo entrenador que nos devuelva al espacio-tiempo del Fútbol Total alrededor del cual debe gravitar el Barça.

Sunday, February 26, 2017

LOS EXOPLANETAS DEL BARÇA (versió catalana: clica aquí)


Se llama exoplanetas a los planetas que orbitan una estrella diferente a nuestro Sol. Al no emanar luz propia, no son directamente visibles desde la Tierra, pero se pueden detectar al medir la luz de su estrella por la tenue sombra que causan al pasar delante de ella. Hasta hoy día se han descubierto más de tres mil exoplanetas, la mayoría formando sistemas planetarios múltiples como nuestro Sistema Solar. Los científicos tienen gran interés en analizar la composición de los exoplanetas para saber si en ellos hay agua y compuestos orgánicos que pudieran dar origen a otras formas de vida.

El Barça es como el Sol que sirve para calentar el corazón de los aficionados azulgranas y también tiene un entorno de planetas, satélites y miles de asteroides y cometas orbitando a su alrededor que representan todas las opiniones, tendencias y estilos que afectan al juego del Primer Equipo. Cuando Johan Cruyff llegó al Barça como entrenador en 1988, parecía venir de otro planeta futbolístico. Importó lo que ahora conocemos como el “ADN Barça” de su querido exoplaneta llamado Ajax. Sembró así para siempre en el club una metodología (original de Jack Reynolds, el primer entrenador del Ajax) basada en la cantera: todos los niños debían jugar como el Primer Equipo atendiendo a tres simples postulados: Posición, Posesión, Presión. Cruyff  puso especial émfasis en crear una buena escuela de centrocampistas: “El barómetro en el fútbol es el centro del campo”. Los ojeadores y entrenadores de La Masía trabajaron muy duro – habría que añadir que por unos salarios vergonzosos – y en casi treinta años produjeron una larga lista de internacionales de la medular que ha sido la envidia del mundo entero: Amor, Milla, Guardiola, de la Peña, Xavi, Iniesta, Cesc, Busquets, Thiago, Sergi Roberto y Samper – sin citar ni a Messi (gran centrocampista) ni a las leyendas no centrocampistas (Puyol, Pedro, etc.). Ahora las escuelas de empresariales de todo el planeta estudian el modelo educativo de La Masía y el “método Barça” se enseña en la mayoría de academias de fútbol del mundo, a menudo por profesionales que han pasado por La Masía. Es considerada por todos la Harvard del fútbol.

Menos para los genios empresarios de la actual directiva, que parecen venir de otro exoplaneta distinto y consideran que ya no tienen que aprender nada de La Masía. Hay multitud de ejemplos de esa extraterrestre incompetencia. El club durante años ha caído en el error (y bajeza moral) de sumarse al Real Madrid en el asunto del reparto de los derechos de televisión, cuando habría sido mucho más inteligente unirse a los “clubes pobres” para restarle al Real Madrid una buena parte de sus ingresos. Claro que el Barça también perdería ingresos con esa estrategia, pero el Barça lo compensaría con creces tirando de su cantera. Ahora corre el rumor – no desmentido – de que el Barça y el Madrid están urdiendo la creación de una elitista Liga Europea que dejaría a la immensa mayoría de los clubes europeos fuera del alcance del reparto del botín de las televisiones. Siguiendo los consejos de los abogados del club – un bufete que ha perdido todos los grandes pleitos de los últimos años – la directiva decidió acatar la sentencia de la FIFA cuando acusó La Masía de contratar irregularmente a menores, con lo cual la directiva dio la espalda a La Masía; lo más honorable hubiera sido defender a la cantera ante los tribunales civiles (lo que hizo el Chelsea, que ganó su juicio). Hay socios que husmean sobresueldos corruptos en el caso de Robert, director deportivo del Barça y ex-jugador del Valencia, que ha fichado del Valencia a dos jugadores mediocres a precio de oro – Gomes y Alcácer, 65 M€ en total – y ha cedido gratis a su antiguo club a dos excelentes canteranos – Munir y Montoya.

El ejemplo más reciente de la incompetencia de la actual directiva lo tenemos en la pérdida de calidad del juego azulgrana, que tiene sus orígenes en la era Martino. En febrero el equipo fue pisoteado sideralmente por el PSG (4-0) y al cabo de unos días ganó agónicamente por 2-1 al colista Leganés (el segundo gol en el minuto 90 de penalti). El socio, que hasta ahora celebraba los goles de la MSN, ve con estupor cómo se ha deteriorado sobretodo la medular, la zona que el Barça siempre había dominado desde los tiempos en que la Santísima Trinidad de Xavi, Iniesta y Messi conquistara el mundo con un sextete legendario. El equipo del sexteto era el orgullo del socio porque eran todos de casa (menos Alves), pero ante el Leganés Luis Enrique sólo alineó a dos canteranos (Sergi Roberto y Messi). “No encontramos nuestra forma de jugar ni somos reconocibles”, reconoció Piqué después de la derrota por 4-0 ante el PSG. “Nos estamos alejando de la idea que nos hizo grandes”, dijo otro jugador. “Estamos a muerte con Luis Enrique”, añadió Piqué, pero es difícil imaginarse a Luis Enrique con muchas alegrías después de las críticas de sus propios jugadores. El problema principal es que hace tiempo que uno diría que el Barça juega sin entrenador. En el minuto 40 del PSG-Barça, Messi perdió un balón fácil en la media y eso costó al Barça el 2-0; un minuto más tarde Messi volvió a perder otro balón parecido sin que nadie dijera ni pío porque Leo es intocable. Martino y Luis Enrique han causado tal descalabro en el ecosistema del Barça que los jugadores han tomado las riendas de la nave, gobernada la mayoría de los días por el capitán Messi, el timonel Iniesta y el contramaestre Busquets, asistidos magistralmente por el capataz Piqué que achica el agua como puede. En los partidos en que Iniesta y Busquets están bajos de forma o lesionados, la pareja de centrocampistas Gomes y Rakitic ofrecen un espectáculo patético de todo lo que no se debe hacer en el centro del campo: pases a destiempo, demasiados toques, pobre control del balón, fuera de posición. Por qué se ficharon a Gomes y Rakitic y por qué se dejó marchar a Cesc, Thiago y Samper, evidentemente muy superiores a Gomes y Rakitic? “Se nota que no son de los nuestros”, se murmurea desde todos los rincones del Camp Nou. Sergi Roberto y Denis Suárez, sin ir más lejos, pasaron por la cantera pero casi nunca juegan juntos. No sólo se ha deteriorado la calidad sinó también la identidad del juego.

Todo empezó con la infundada teoría de que había que ser “más imprevisibles”, cuando en verdad en el fútbol ya está todo inventado. Con Martino, Piqué y Mascherano empezaron a probar a colgar balones a la inglesa como si eso fuera a sorprender a alguien; lo único previsible fue que el Barça dejó de salir ordenado desde atrás. Luego llegó Luis Enrique y más de lo mismo, con la diferencia que lo llamó “juego abierto”. Pareció que funcionaba, pues la MSN se desenvuelve tan bien en los contraataques que, en efecto, sólo hay que hacerles llegar el balón en mínimas condiciones para que marquen tres o cuatro goles. Y como el Madrid ya no tiene la pólvora de antaño, el listón no está tan alto como en tiempos del Dream Team o del Pep Team. Pero ni Martino ni Luis Enrique inventaron nada, al contrario. Luis Enrique ha sacrificado el control en la medular, porque sólo los jugadores-búfalo como Rakitic y Gomes resisten el galope en la pradera. Las zonas abiertas siempre han sido una telaraña mortal para jugadores posicionales como Busquets o jugadores de cristal como Iniesta, que se descentran en la jauría y se hacen fuertes al juntarse. Luis Enrique durará lo que tarde el aficionado en darse cuenta de que la teoría del “juego abierto” es un espejismo y que se da patadas con el fútbol de posesión – lo que “nos hizo grandes”. La mejor fórmula para encontrar la imprevisibilidad anhelada es, simplemente, jugar el balón lo más rápido posible – y ello requiere poner en el campo a los más rápidos, técnicos, y – sí, el fútbol es cruel – a menudo a los más jóvenes. Ahora Bartomeu justifica la gran inversión de esta temporada (más de 120 millones) para llenar el “fondo de armario”, lo cual es incongruente con las máximas cruyffistas de que es mejor comprar uno bueno que cinco malos y de que el centro del campo marca el estilo del club. Por ese precio, yo me hubiera reforzado con Mahrez, que quería venir al Barça. Ignora acaso Bartomeu que si La Masía no produce a jugadores com Rakitic y Gomes es simplemente porque los descarta cuando son cadetes? O bien Bartomeu no sabe de fútbol o es que el club aborrece de su ADN.
La raíz del problema estriba en el núcleo central de directivos. Son empresarios que habían jugado al baloncesto (Presidente Bartomeu), waterpolo (Albert Soler), o parchís (vicepresidente Cardoner y Jordi Mestre). No es que actúen de mala fe sino que son de otra galaxia, de un exoplaneta en el que no hay fútbol, sólo dinero. Ahora no saben hacerlo mejor porque su único patrón de medir es el dinero. La comparación con la flamante directiva del Bayern, que está repleta de legendarios jugadores de la selección alemana como Rummenigge, Sammers o Beckenbauer, habla por sí sola. Cómo puede esta directiva resolver la crisis del Barça cuando sólo analiza los problemas con un telescopio empresarial? Su lente sólo mide el dinero y su anhelo – yo le llamo obsesión – es crecer el tesoro del Barça respecto al de sus competidores, como si en el fútbol se marcaran euros en lugar de goles. Su ceguera profesional les impide ver que el Barça ya tiene en La Masía una riqueza mucho mayor, de una índole humana y educativa, y que es transparente a su ineficiente lupa pues tarda años en producir frutos para el mercado futbolístico. El que no vea esto, a estas alturas, no está capacitado para dirigir el Barça. Cada vez está más claro que esta directiva viene de un sistema solar muy lejano al corazón del socio, formada por exoplanetas muy diferentes al que engendró el ADN blaugrana. Es posible que aniden vida, pero inteligencia, ni rastro.

Thursday, September 15, 2016

DEL BARÇA DE CRUYFF AL BARÇA DE GÖDEL (versió catalana: clica aquí)



La lógica es la rama del conocimiento que estudia la validez de los argumentos y de los procesos cognitivos. Investiga procesos como las inferencias, las paradojas y las falacias, y así ayuda a determinar si un teorema es válido, consistente y completo. En Occidente la lógica comenzó con el griego Aristóteles, que introdujo los conceptos de la hipótesis, el silogismo y la lógica inductiva. En el s. XIX, el matemático inglés George Boole describió los fundamentos de la lógica algebraica binaria (conocida como lógica booleana) que permite calcular con sólo 1’s y 0’s y que es la base del cálculo computacional de todos los ordenadores de hoy en día. En 1931, a los 25 años de edad, el austriaco Kurt Gödel demostró uno de los teoremas más importantes de la lógica, el llamado "Teorema de la incompletitud": que en matemáticas siempre habrá declaraciones que, a pesar de ser ciertas, no pueden ser demostradas. 


El gran mérito de Johan Cruyff como entrenador fue construir un modelo futbolístico basado en una lógica irrefutable. Primero, enseñar a los niños a jugar al fútbol siguiendo unos principios estilísticos transparentes de forma que pudieran ser entendidos por todas las edades: Posición, Posesión, Presión. Un estilo caracterizado por la combinación en corto, la economía de toques y la presión por todo el campo, manteniendo el equipo compacto para facilitar la recuperación rápida. Los mejores llegaban al primer equipo después de un proceso competitivo de selección, lo que garantizaba el estilo y a la vez inmunizaba el club contra la escalada de costes en el mercado de fichajes. Hoy en día, la cantera del Barça, conocida como la Masía, es admirada en todas partes y los métodos de trabajo de sus entrenadores son copiados en la mayoría de las academias de fútbol del mundo. Ningún otro club del planeta puede presumir de haber dado el nombre a un estilo futbolístico ( "Estilo Barça"). Sin embargo, respaldándose en los éxitos del tridente, ha surgido ahora una corriente de pensamiento en la directiva del Barça que cuestiona que la Masía ya no da los resultados de antaño. El problema es que esta teoría no tiene ningún fundamento lógico, y podría destruir para siempre el Estilo Barça y la propia Masía


Es la misma ideología que sostiene obcecadamente, desde la época Rosell, que el Barça debe convertirse en una máquina de hacer dinero como el Bayern, el Manchester United y el Real Madrid y se esfuerza en hacer operaciones globales de imagen como la de iluminar el Empire State Building con los colores azulgrana. La directiva no se da cuenta que toda comparación con los más ricos es inútil e innecesaria. El Barça no tiene tanto dinero pero tiene la Masía, una fuente inagotable de riqueza futbolística que ya es la envidia de los más ricos. Al Bayern le ha costado poco hacerse esponsorizar por gigantes como Allianz, Adidas, T-Mobile y Audi, entre muchos otros, porque Alemania tiene la economía más poderosa de Europa. El Manchester United fue el primero en entrar al creciente mercado de la televisión asiática, donde es muy popular. El Real Madrid salió beneficiado económicamente de sus conexiones políticas con el régimen de Franco y, más recientemente, se ha enriquecido a base de hacer trampas inmobiliarias protegido por políticos y jueces corruptos: financió a los Galácticos con los 400 M€ obtenidos gracias a la revalorización de unas zonas no edificables en el año 2000. Los "nuevos ricos" entre los clubes de fútbol, ​​como el PSG, el Chelsea o el Manchester City, lo son porque se han prostituido a un gran inversor extranjero y ya no pueden tomar decisiones independientes. Aunque el modelo de la Masía es el que ha ganado más títulos en los últimos 30 años, y esto diferencia el Barça de los otros ricos, ahora la nueva directiva sostiene, sin ninguna lógica, que la Masía no da el tono y hay que fichar del mercado como hacen los otros grandes clubes. 


El argumento de la directiva es que la Masía no producirá siempre Messis, Xavis e Iniestas con suficiente regularidad para abastecer el primer equipo. Este argumento es falso porque no tiene base empírica, y además también se aplica a la ley del mercado: no se encuentran Messis, y menos tridentes, de manera regular en el mercado. En cambio, la Masía sí produce jugadores con perfil Barça con una grandísima regularidad. Basta fijarnos en las edades (actuales) de los centrocampistas creativos que han llegado al primer equipo en los últimos 30 años: Milla (50), Guardiola (45), De La Peña (40), Xavi (36), Iniesta (32), Cesc (29), Busquets (28), Thiago (25), Sergi Roberto (24) y Samper (21). De estos diez, el Barça ha desaprovechado cuatro (Milla, Cesc, Thiago, Samper) por razones completamente ajenas a la Masía (error de contrato, mala gestión del vestuario, cesión) – pero todos tenían calidad suficiente para estar en el primero equipo, que es lo que se le pide a la Masía. Messi es único, pero suben delanteros fantásticos como el "Messi coreano" Lee (18) y Aleñà (18), a punto de dar el salto. Ya ha quedado demostrado que la Masía es mucho más sostenible que los altibajos del mercado. 


Por tanto, además de ser falso, el argumento es perverso – no es que la Masia no produzca jugadores de calidad: es la propia directiva la que ha malvendido las perlas de la cantera y ahora tiene la vergüenza de decir que el resto no tienen calidad suficiente. La lista es muy larga: Bartra, Samper, Nolito, Munir, ... - precisamente cuando empiezan a despuntar, son reemplazados por patatas de fuera mucho más caras que no entienden el juego combinatorio. La actual directiva no cree en el modelo formacional de la Masía, que se basa precisamente en ayudar a llegar hasta arriba a aquellos pocos que despuntan. Será que los directivos encargados de comprar y vender jugadores cobran comisión por cada jugador comprado y tienen interés en hacer desaparecer a la Masía


El problema no es la Masía sino que la presidencia del Barça está formada exclusivamente por hombres de negocios sin ningún pasado futbolístico y eso marca su manera de llevar el Barça como si fuera la Coca-Cola. El Presidente del Bayern, en contraste, es Karl-Heinz Rummenigge (uno de los mejores jugadores de Europa en su época), y su director deportivo es Matthias Sammer, otro gran internacional alemán. El Presidente Bartomeu, a quien conozco personalmente porque coincidimos en la escuela Aula, es esencialmente una buena persona – pero siempre que se mire en el espejo de Blancanieves le contestará la cruel verdad: que él no habría sido nunca Presidente si no fuera porque fue Presidente interino cuando los socios defenestraron a Rosell. Bartomeu estudió en ESADE y jugó al baloncesto en las categorías inferiores del Barça. Se ha rodeado de un núcleo fiel de compañeros del mundo de las escuelas de empresariales de Barcelona: Jordi Cardoner –  también ex-alumno de Aula y graduado en empresariales por la UB, ahora vicepresidente 1o –, Albert Soler – graduado de ESADE, ex waterpolista profesional y ahora directivo de deportes profesionales – , y Jordi Mestre – graduado de IESE y vicepresidente del Área de Deportes. Nadie los ha visto nunca chutar una pelota ni por equivocación. (Laporta, el anterior presidente, sí tenía el gusanillo del fútbol: yo había jugado de medio-centro con Físicas en las ligas universitarias y de Laporta, que jugaba de delantero centro con Derecho, recibíamos la siguiente advertencia: "Cuidado con Jan que escupe".) Para suplir su carencia de conocimientos, se asesoran de un personaje misterioso y triste, ex-futbolista italiano de 70 años, Ariedo Braida, que nadie sabe lo que hace ni lo que cobra. Es una directiva de Mortadelo y Filemón. Resulta algo cómico imaginarse la pareja Soler y Mestre negociando contratos con leyendas futbolísticas como Rummenigge y Sammer. 


Este equipo de experimentados hombres de negocios que lleva las riendas del Barça han cometido cuatro grandes errores que ni siquiera yo, sin ninguna experiencia empresarial, no habría cometido nunca. El primero fue estampar en la camiseta del Barça el nombre de un país ligado a violaciones de los derechos humanos como es Qatar, escondido bajo la oscura Qatar Foundation, que luego fue maquillado como Qatar Airways para disimular. A mí una animalada así no se me ocurre ni borracho. La lista de posibles patrocinadores llamando a la puerta del Barça no debía ser corta, precisamente. Un contrato tan nebuloso que hace sospechar si alguien de la directiva no obtuvo algún beneficio personal. 


El segundo error, gravísimo, ha sido apoyar en solitario al Real Madrid en el asunto del reparto de los derechos de televisión. Ayudando a su máximo rival a perpetuar una situación completamente injusta, la directiva del Barça perjudica a su propio club porque beneficia a uno que es más rico que nosotros. El Barça debería apoyar al resto de clubes para que el reparto fuera equitativo. La riqueza del Barça es la Masía y no debería afectar que los demás tengan más o menos dinero para fichar, en cambio al Madrid le haría más daño no tener estos ingresos cada año. Igualando las condiciones para todos, la Masía se volvería una riqueza más valiosa todavía. Elemental, Mr. Watson.


El tercer gran error fue no apoyar a la Masía cuando llegó la advertencia de la FIFA por los contratos de los jóvenes. El club guardó el fax de la FIFA en un cajón e hizo una canallada indigna: utilizar a Amor, el entonces director de la Masía, como chivo expiatorio. Amor era muy querido por los entrenadores de la Masía y venerado por los culés porque había sido el primer jugador de la Masía que había formado parte del legendario Dream Team de Johan Cruyff. Para rematar, la directiva hizo caso una vez más del peor equipo jurídico que ha tenido jamás el Barça y (como han perdido todos los pleitos desde la era Rosell) tuvieron miedo de enfrentarse a la FIFA en los tribunales. El Barça tenía todas las de ganar, porque lo que hacía la FIFA (perseguir sólo al Barça) era el equivalente de multar sólo a los coches con matrícula de Lepe. Verdad que el Supremo daría la razón a los de Lepe? Con menos argumentos pero mejores abogados, el Chelsea ganó su pleito contra la FIFA en los tribunales ordinarios por una mayor sanción de dos años por un solo juvenil. 


El último gran error, que ya es la gota que colma el vaso, es el de acusar a la Masía de no dar la nota. Estos empresarios encorbatados que conducen BMWs se atreven a criticar a los mejores educadores futbolísticos del mundo, les pagan unos salarios misérrimos, y después ellos son unos ineptos en su trabajo que es comprar y vender jugadores. Thiago y Bartra se escaparon por errores de contrato; Dani Alves, que les coló una cláusula para irse libre, aun se está riendo a carcajadas. Samper, el único sustituto natural de Busquets, cedido. Compramos Alcácer por 30 M€ cuando es muy inferior a Nolito, que triunfa fuera y no tenemos dinero para que vuelva. Deberían aprender de sus homólogos del Real Madrid, que cada año colocan petardos de la Fábrica a precios exorbitantes, y de los caza-talentos profesionales del Sevilla y el Bayern. 


En definitiva, un club basado en el márketing siempre tendrá unos fundamentos lógicos muy débiles porque el dinero no siente los colores del club y es un modelo insostenible al competir con todo el mundo en el mercado. Es un modelo que, según Gödel, no es completo. La gente de la Masía tienen un corazón grande como un balón de fútbol. Necesitamos un modelo completo de club basado en los valores de la Masía, dirigida por futbolistas que hagan crecer el club sin sacrificar el estilo ni los valores educativos. Xavi hace poco reclamó que su Barça del futuro funcionará según el "modelo Bayern": Presidente Piqué, director deportivo Puyol, él de entrenador y Busquets de segundo entrenador. El sistema de la Masía tiene una lógica interna que ya ha adquirido la fuerza de un teorema y por eso será siempre el corazón del Barça.

Sunday, March 27, 2016

CRUYFF, LA CÉLULA MADRE DEL BARÇA (versió catalana: clica aquí)


Los organismos biológicos multi-celulares, como los animales y las plantas, se originan a partir de unas pocas células. Estas células son llamadas células madre porque de ellas se derivan todos los tejidos del organismo por un proceso de diferenciación celular durante el crecimiento – desde el cerebro, al corazón, el hígado, la piel y todos los otros órganos. Por eso decimos que las células madre son "pluri-potentes". Cuando el organismo ya está en fase adulta, todavía quedan en cada órgano unas cuantas células madre, descendientes de las células madre originales pero con las mismas propiedades pluri-potentes. La irritación continua de las células madre puede llegar a producir mutaciones que pueden ser letales, como en el caso del tabaco (cáncer de pulmón), el sol (cáncer de piel), o la mala alimentación (cáncer colorrectal). La medicina regenerativa es una rama de la medicina que explota el uso de las células madre para terapias.

Johan Cruyff, que murió el pasado 24 de marzo, ha sido una especie de célula madre del fútbol moderno. Ha sido uno de los más grandes jugadores de la Historia del fútbol y sin duda el más influyente. Con el Ajax ganó tres Copas de Europas consecutivas (1971-1973) y llevó a la Selección Holandesa hasta la final del Mundial de Alemania (1974) con un juego tan brillante que se la recuerda con el nombre de la "Naranja Mecánica" y como la ganadora moral a pesar de haber perdido la final por 2-1 contra la RFA. Fue un jugador único que cambió la manera de interpretar el fútbol a partir del juego de equipo y la optimización colectiva del espacio – el llamado Fútbol Total. Tenía un regate endiabladamente simple – dejando a los defensas clavados con cambios bruscos de velocidad – y jugaba siempre con la cabeza alta, buscando la mejor posición del campo: él jugaba donde quería y los otros orbitaban a su alrededor. Cruyff se entendió muy bien con Rinus Michels (entrenador suyo en el Ajax, en la Selección Holandesa y en el Barça) porque le dejaba ser el centro neurálgico del Fútbol Total, un segundo entrenador dentro del campo que multiplicaba así la potencia intelectual del conjunto. Un periodista de la época lo definió a la perfección: "un Pitágoras con botas".

Johan, con su carisma, cambió la afición azulgrana él solo dos veces. La primera vez, cuando fichó por el Barça en 1974, durante la dictadura, enseñó a los atemorizados catalanes que se podía ganar 0 a 5 al Real Madrid y celebrarlo con la frescura de un Beattle. Cruyff también se ganó la admiración de los catalanes a raíz de un partido en el que, al ser expulsado, salió la policía a escoltarlo fuera del campo (como era frecuente cuando había disturbios en aquellos tiempos) y él les habló con una altivez y menosprecio como nadie se había atrevido a hacerlo durante la dictadura. A nivel personal, en mi casa siempre le estaremos infinitamente agradecidos porque en aquella época hizo algo inolvidable por mi padre, que estaba detenido en la cárcel a raíz de unas protestas de estudiantes. Una periodista le pidió si podía firmar una foto para mi padre y Cruyff, indignado al saber el motivo, no dudó ni un momento: "Para Xavier, esperando que pronto pueda ver al Barça". La afición culé celebró que Johan y su esposa Danny decidieran poner Jordi a su hijo: no ha habido ningún otro jugador extranjero en el Barça que haya interiorizado tan bien desde el primer día que el Barça era "más que un club". No es ninguna exageración decir que Cruyff era más querido que cualquier político.

La segunda vez fue cuando volvió al Barça como entrenador en 1988 y se encontró que los catalanes necesitaban una lección no de política sino de fútbol. En las tres décadas anteriores el Barça había ganado sólo una liga cada década (1960, 1974 y 1985, por 17 del Madrid). El equipo jugaba acomplejado y el aficionado culpaba a los árbitros de las derrotas. Cruyff fue la célula madre que engendró los tejidos que luego formarían el cerebro y el corazón azulgranas. Él enseñó a querer el balón y a pensar. Nos mostró que el fútbol se enseña desde el rondo y desde la posesión, no desde el físico y la furia como se estilaba hasta entonces. Re-estructuró la Masía siguiendo pautas del Ajax y estableció que todas las categorías debían jugar con el mismo sistema que el primer equipo (una idea de Jack Reynolds, el primer entrenador del Ajax, conocido también por su filosofía que "la mejor defensa es el ataque"). En este aspecto Cruyff tuvo el mejor ayudante en Charlie Rexach, ex-compañero en el Barça y entrenador brillante en la Masía en su ausencia (los juveniles habían ganado 5 años consecutivos bajo su dirección). El Camp Nou comenzó silbando las pasadas atrás de Bakero porque no entendía su propósito. En cuanto Cruyff formó el esqueleto del equipo con niños de la casa, y a medida que el Dream Team deslumbró con sus goles, el socio comprendió que el estilo era un camino irrenunciable. Desde que Cruyff empezó a entrenar al Barça, en los últimos 27 años el club ha invertido la balanza y ha ganado 13 ligas (por sólo 9 del Madrid). Cruyff acabó convenciendo a todos con una lógica incontestable, casi infantil: su mensaje debía ser comprensible incluso para los niños. No emitió lecciones pedantes sobre la posesión sino que dijo: "Mientras nosotros tenemos el balón, lo contrario no la tendrá". No teorizó sobre los beneficios del fútbol de ataque sino que dijo: "En fútbol sólo hay que marcar un gol más que el adversario". Y para el bobo que no lo entendió, dijo: "Si hubiera querido que lo entendieras, lo habría explicado mejor". El gran poder dialéctico de Cruyff radica en que no admitía contra-réplica. "Todo el mundo juega bien al fútbol si le das cinco metros de espacio. El fútbol es simple pero lo más difícil es jugar al fútbol de manera simple ". Una inteligencia de gallina de piel.


Este sistema, originado en la escuela del Ajax, lo implantó Cruyff en el Barça y es tan irrenunciable que hablamos de ADN Barça – la envidia de medio planeta –, forma parte de la identidad culé y ha permeado la mayoría de academias de fútbol del mundo. El estilo Barça ha sido imitado por las selecciones española y alemana para convertirse en campeonas del mundo. Clubes rivales de todas partes del mundo, desde el Real Madrid hasta la Premier, ahora fichan centrocampistas “peloteros" (la mayoría del Barça o españoles) para intentar mejorar la circulación en el centro del campo. Todos siguen los simples dictados de Cruyff. De los ocho equipos en cuartos de finales de la Champions League de 2015, cuatro eran pupilos de Cruyff. Johan fue la célula madre pluri-potente que regeneró las mentes y los corazones marchitos de los aficionados, que fulminó el cáncer del catenaccio y de la patada a la olla, y que reactivó las neuronas que planifican rondos y triangulaciones y también el músculo que bate más fuerte cuando nos enamora el buen fútbol.
Gracias, Johan. De todo corazón.


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