En 1936, el matemático Alan Turing ideó una máquina
imaginaria que manipulaba símbolos de acuerdo a una serie de reglas tabuladas.
La máquina de Turing, a pesar de su simplicidad, sentó los fundamentos teóricos
sobre los que se desarrollaron las primeras computadoras y aún hoy puede ser
utilizada para explicar y simular la lógica del procesador de un ordenador
moderno. Turing hizo su doctorado en Princeton, donde conoció a John von
Neumann, otro prodigio matemático. Éste, además de hacer contribuciones
esenciales a campos muy dispares como la lógica cuántica, la Teoría de Juegos, la
economía matemática y la hidrodinámica – entre muchos otros campos –, puso el invento
de Turing en práctica y desarrolló la arquitectura de las primeras
computadoras, unas máquinas gigantescas con unos pocos centenares de bytes de
memoria. Aún tratándose de ordenadores prehistóricos, von Neumann los empleó
para tareas matemáticas que no estaban al alcance ni tan siquiera de su mente
privilegiada, como las primeras simulaciones climáticas y la simulación de la
bomba atómica, lo cual permitió a Estados Unidos ganar la Segunda Guerra
Mundial.
Más de medio siglo más tarde, las computadoras son millones
de veces más rápidas, caben en la palma de la mano, y se siguen utilizando para
procesar enormes cantidades de datos – para entender las explosiones nucleares
de las estrellas, las tormentas,
y hasta el fútbol. Chris Anderson
(profesor en Cornell University y ex-portero profesional) y David Sally
(profesor en Darmouth College) han utilizado un programa comercial de análisis
de datos de fútbol y presentan sus sorprendentes conclusiones en su libro “The numbers game” (Penguin, 2014). Una
de las más curiosas es que, estadísticamente, marcar un solo gol no produce
tantos puntos de promedio como marcar dos, o tres, o cuatro, etc.; marcar
muchos, obviamente, casi siempre conlleva ganar tres puntos; pero,
sorprendentemente, mantener la portería a cero reporta más puntos a lo largo
del campeonato que marcar un solo gol (expresado paradójicamente como “0>1”).
Los autores lo utilizan para subrayar el trabajo de los defensas, muchas veces
desarrollado en la oscuridad o a la sombra de los delanteros estrella.
Qué es lo que hace grande a un jugador? La televisión, esa
caja tonta, se centra en el gol con sus resúmenes y aleja así al hincha de la
verdadera épica del fútbol. Ni Cruyff ni Zico ni Laudrup ganaron un Mundial
pero los tres fueron magníficos directores de orquesta y dejaron escritas en la
hierba sublimes sinfonías que relegaron al olvido a la mayoría de sus contemporáneos
que sí pudieron levantar ese trofeo. También el amor a los colores es recordado
para siempre por los aficionados y esa devoción se transmite de generación en
generación como una historia de soldados relatada alrededor del fuego: de
camino hacia el Camp Nou, mi padre me contaba que “Migueli sí que los tiene
bien puestos” con el mismo tono de admiración con el que un hincha del
Manchester United rememora los centros milimétricos de Ryan Giggs o uno del
Liverpool los chuts impensables de Steven Gerrard. Ahora añadiremos aquellos
cabezazos de Puyol, demoledores tanto en defensa como en ataque.
El Capitán se ha retirado y hoy se le hará un merecido
homenaje. Que no se diga nunca jamás que éste ha sido el Barça de Xavi, Iniesta
y Messi porque también había Puyol cubriendo las espaldas de los bailarines: no
hubiera habido baile sin el bombero que apagaba los fuegos. Cuando no llegaba
por piernas metía el cuerpo o la cabeza o lo que fuese, sin importarle las
consecuencias físicas del choque: antes al hospital que ver entrar el balón en
su portería. El culé siempre le ha reconocido esa entrega y por eso Puyol es
adorado entre la parroquia blaugrana. Pero hemos sido muy injustos con Puyol
porque se le ha considerado un jugador menor entre los artistas del Pep Team. El estudio de Anderson y Sally
dice bien claro que, al obsesionarnos con el gol, nos olvidamos de contar bien.
Resulta ahora que cuando Puyol, Piqué y Valdés dejaban la portería a cero, éso
tenía el doble de peso estadístico para el título de Liga que cada uno de los
goles marcados por la Santísima Trinidad. La entrega y el sacrificio de Puyol
han contado como goles y nosotros sin cantarlos. Todo el mundo analizando los
catarros de Messi y nadie se percató de que el Pep Team se iba apagando con Puyol. En el homenaje, hoy se
levantarán todos – abuelos, padres, niños y computadoras – para aplaudir por
los números de Puyol que ya llevamos en nuestro corazón blaugrana, identificado
para siempre con el corazón generoso del Capitán al ceder el levantamiento de
la Champions a su compañero Abidal. Él ha sido matemáticamente – nunca mejor dicho
– el gran héroe del Pep Team.
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