Los organismos biológicos multi-celulares, como los
animales y las plantas, se originan a partir de unas pocas células. Estas
células son llamadas células madre porque de ellas se derivan todos los tejidos
del organismo por un proceso de diferenciación celular durante el crecimiento –
desde el cerebro, al corazón, el hígado, la piel y todos los otros órganos. Por eso decimos
que las células madre son "pluri-potentes". Cuando
el organismo ya está en fase adulta, todavía quedan en cada órgano unas cuantas
células madre, descendientes de las células madre originales pero con las
mismas propiedades pluri-potentes. La
irritación continua de las células madre puede llegar a producir mutaciones que
pueden ser letales, como en el caso del tabaco (cáncer de pulmón), el sol
(cáncer de piel), o la mala alimentación (cáncer colorrectal). La
medicina regenerativa es una rama de la medicina que explota el uso de las
células madre para terapias.
Johan Cruyff, que murió el pasado 24 de marzo, ha sido
una especie de célula madre del fútbol moderno. Ha
sido uno de los más grandes jugadores de la Historia del fútbol y sin duda el
más influyente. Con
el Ajax ganó tres Copas de Europas consecutivas (1971-1973) y llevó a la
Selección Holandesa hasta la final del Mundial de Alemania (1974) con un juego
tan brillante que se la recuerda con el nombre de la "Naranja Mecánica"
y como la ganadora moral a pesar de haber perdido la final por 2-1 contra la
RFA. Fue
un jugador único que cambió la manera de interpretar el fútbol a partir del
juego de equipo y la optimización colectiva del espacio – el llamado Fútbol
Total. Tenía
un regate endiabladamente simple – dejando a los defensas clavados con cambios
bruscos de velocidad – y jugaba siempre con la cabeza alta, buscando la mejor
posición del campo: él jugaba donde quería y los otros orbitaban a su
alrededor. Cruyff
se entendió muy bien con Rinus Michels (entrenador suyo en el Ajax, en la
Selección Holandesa y en el Barça) porque le dejaba ser el centro
neurálgico del Fútbol Total, un segundo entrenador dentro del campo que
multiplicaba así la potencia intelectual del
conjunto. Un
periodista de la época lo definió a la perfección: "un Pitágoras con
botas".
Johan, con su carisma, cambió la afición azulgrana él
solo dos veces. La
primera vez, cuando fichó por el Barça en 1974, durante la dictadura, enseñó a
los atemorizados catalanes que se podía ganar 0 a 5 al Real Madrid y celebrarlo
con la frescura de un Beattle. Cruyff
también se ganó la admiración de los catalanes a raíz de un partido en el que,
al ser expulsado, salió la policía a escoltarlo fuera del campo (como era
frecuente cuando había disturbios en aquellos tiempos) y él les habló con una
altivez y menosprecio
como nadie se había atrevido a hacerlo durante la dictadura. A
nivel personal, en mi casa siempre le estaremos infinitamente agradecidos
porque en aquella época hizo algo inolvidable por mi padre, que estaba detenido
en la cárcel a raíz de unas protestas de estudiantes. Una
periodista le pidió si podía firmar una foto para mi padre y Cruyff, indignado
al saber el motivo, no dudó ni un momento: "Para Xavier, esperando que
pronto pueda ver al Barça". La
afición culé celebró que Johan y su esposa Danny decidieran poner Jordi a su
hijo: no ha habido ningún otro jugador extranjero en el Barça que haya
interiorizado tan bien desde el primer día que el Barça era "más que un
club". No
es ninguna exageración decir que Cruyff era más querido que cualquier político.
La segunda vez fue cuando volvió al Barça como
entrenador en 1988 y se encontró que los catalanes necesitaban una lección no
de política sino de fútbol. En
las tres décadas anteriores el Barça había ganado sólo una liga cada década
(1960, 1974 y 1985, por 17 del Madrid). El
equipo jugaba acomplejado y el aficionado culpaba a los árbitros de las
derrotas. Cruyff
fue la célula madre que engendró los tejidos que luego formarían el cerebro y
el corazón azulgranas. Él enseñó a querer el
balón y a pensar. Nos
mostró que el fútbol se enseña desde el rondo y desde la posesión, no desde el
físico y la furia como se estilaba hasta entonces. Re-estructuró
la Masía siguiendo pautas del Ajax y estableció que todas las categorías debían
jugar con el mismo sistema que el primer equipo (una idea de Jack Reynolds, el
primer entrenador del Ajax, conocido también por su filosofía que "la
mejor defensa es el ataque"). En
este aspecto Cruyff tuvo el mejor ayudante en Charlie Rexach, ex-compañero en
el Barça y entrenador brillante en la Masía en su ausencia (los juveniles
habían ganado 5 años consecutivos bajo su dirección). El
Camp Nou comenzó silbando las pasadas atrás de Bakero porque no entendía su
propósito. En
cuanto Cruyff formó el esqueleto del equipo con niños de la casa, y a medida
que el Dream Team deslumbró con sus
goles, el socio comprendió que el estilo era un camino irrenunciable. Desde
que Cruyff empezó a entrenar al Barça, en los últimos 27 años el club ha
invertido la balanza y ha ganado 13 ligas (por sólo 9 del Madrid). Cruyff
acabó convenciendo a todos con una lógica incontestable, casi infantil: su
mensaje debía ser comprensible incluso para los niños. No
emitió lecciones pedantes sobre la posesión sino que dijo: "Mientras
nosotros tenemos el balón, lo contrario no la tendrá". No teorizó sobre los beneficios del fútbol de ataque sino que dijo: "En
fútbol sólo hay que marcar un gol más que el adversario". Y
para el bobo que no lo entendió, dijo: "Si hubiera querido que lo
entendieras, lo habría explicado mejor". El
gran poder dialéctico de Cruyff radica en que no admitía contra-réplica. "Todo el
mundo juega bien al fútbol si le das cinco metros de espacio. El
fútbol es simple pero lo más difícil es jugar al fútbol de manera simple
". Una
inteligencia de gallina de piel.
Este sistema, originado en la escuela del Ajax, lo implantó Cruyff en el Barça y es tan irrenunciable que hablamos de ADN Barça – la envidia de medio planeta –, forma parte de la identidad culé y ha permeado la mayoría de academias de fútbol del mundo. El estilo Barça ha sido imitado por las selecciones española y alemana para convertirse en campeonas del mundo. Clubes rivales de todas partes del mundo, desde el Real Madrid hasta la Premier, ahora fichan centrocampistas “peloteros" (la mayoría del Barça o españoles) para intentar mejorar la circulación en el centro del campo. Todos siguen los simples dictados de Cruyff. De los ocho equipos en cuartos de finales de la Champions League de 2015, cuatro eran pupilos de Cruyff. Johan fue la célula madre pluri-potente que regeneró las mentes y los corazones marchitos de los aficionados, que fulminó el cáncer del catenaccio y de la patada a la olla, y que reactivó las neuronas que planifican rondos y triangulaciones y también el músculo que bate más fuerte cuando nos enamora el buen fútbol.
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