Se llama
exoplanetas a los planetas que orbitan una estrella diferente a nuestro Sol. Al
no emanar luz propia, no son directamente visibles desde la Tierra, pero se
pueden detectar al medir la luz de su estrella por la tenue sombra que causan
al pasar delante de ella. Hasta hoy día se han descubierto más de tres mil
exoplanetas, la mayoría formando sistemas planetarios múltiples como nuestro
Sistema Solar. Los científicos tienen gran interés en analizar la composición
de los exoplanetas para saber si en ellos hay agua y compuestos orgánicos que
pudieran dar origen a otras formas de vida.
El Barça
es como el Sol que sirve para calentar el corazón de los aficionados azulgranas
y también tiene un entorno de planetas, satélites y miles de asteroides y
cometas orbitando a su alrededor que representan todas las opiniones,
tendencias y estilos que afectan al juego del Primer Equipo. Cuando Johan
Cruyff llegó al Barça como entrenador en 1988, parecía venir de otro planeta
futbolístico. Importó lo que ahora conocemos como el “ADN Barça” de su querido
exoplaneta llamado Ajax. Sembró así para siempre en el club una metodología
(original de Jack Reynolds, el primer entrenador del Ajax) basada en la
cantera: todos los niños debían jugar como el Primer Equipo atendiendo a tres
simples postulados: Posición, Posesión, Presión. Cruyff puso especial émfasis en crear una buena
escuela de centrocampistas: “El barómetro en el fútbol es el centro del campo”. Los ojeadores y entrenadores de La Masía trabajaron muy duro – habría
que añadir que por unos salarios vergonzosos – y en casi treinta años
produjeron una larga lista de internacionales de la medular que ha sido la
envidia del mundo entero: Amor, Milla, Guardiola, de la Peña, Xavi, Iniesta,
Cesc, Busquets, Thiago, Sergi Roberto y Samper – sin citar ni a Messi (gran
centrocampista) ni a las leyendas no centrocampistas (Puyol, Pedro, etc.).
Ahora las escuelas de empresariales de todo el planeta estudian el modelo
educativo de La Masía y el “método
Barça” se enseña en la mayoría de academias de fútbol del mundo, a menudo por
profesionales que han pasado por La Masía.
Es considerada por todos la Harvard del
fútbol.
Menos
para los genios empresarios de la actual directiva, que parecen venir de otro
exoplaneta distinto y consideran que ya no tienen que aprender nada de La Masía. Hay multitud de ejemplos de
esa extraterrestre incompetencia. El club durante años ha caído en el error (y
bajeza moral) de sumarse al Real Madrid en el asunto del reparto
de los derechos de televisión, cuando habría sido mucho más inteligente unirse a
los “clubes pobres” para restarle al Real Madrid una buena parte de sus
ingresos. Claro que el Barça también perdería ingresos con esa estrategia, pero
el Barça lo compensaría con creces tirando de su cantera. Ahora corre el rumor
– no desmentido – de que el Barça y el Madrid están urdiendo la creación de una
elitista Liga Europea que dejaría a la immensa mayoría de los clubes europeos
fuera del alcance del reparto del botín de las televisiones. Siguiendo los
consejos de los abogados del club – un bufete que ha perdido todos los grandes
pleitos de los últimos años – la directiva decidió acatar la sentencia de la
FIFA cuando acusó La Masía de
contratar irregularmente a menores, con lo cual la directiva dio la espalda a La Masía; lo más honorable hubiera sido defender
a la cantera ante los tribunales civiles (lo que hizo el Chelsea, que ganó su juicio).
Hay socios que husmean sobresueldos corruptos en el caso de Robert, director deportivo del Barça y
ex-jugador del Valencia, que ha fichado del Valencia a dos
jugadores mediocres a precio de oro – Gomes y Alcácer, 65 M€ en total – y ha
cedido gratis a su antiguo club a dos excelentes canteranos – Munir y Montoya.
El ejemplo más reciente de la
incompetencia de la actual directiva lo tenemos en la pérdida de calidad del
juego azulgrana, que tiene sus orígenes en la era Martino. En febrero el equipo
fue pisoteado sideralmente por el PSG (4-0) y al cabo de unos días ganó
agónicamente por 2-1 al colista Leganés (el segundo gol en el minuto 90 de
penalti). El socio, que hasta ahora celebraba los goles de la MSN, ve con
estupor cómo se ha deteriorado sobretodo la medular, la zona que el Barça
siempre había dominado desde los tiempos en que la Santísima Trinidad de Xavi,
Iniesta y Messi conquistara el mundo con un sextete legendario. El equipo del
sexteto era el orgullo del socio porque eran todos de casa (menos Alves), pero
ante el Leganés Luis Enrique sólo alineó a dos canteranos (Sergi Roberto y Messi).
“No encontramos nuestra forma de jugar ni somos reconocibles”, reconoció Piqué después
de la derrota por 4-0 ante el PSG. “Nos estamos alejando de la idea que nos
hizo grandes”, dijo otro jugador. “Estamos a muerte con Luis Enrique”, añadió
Piqué, pero es difícil imaginarse a Luis Enrique con muchas alegrías después de
las críticas de sus propios jugadores. El problema principal es que hace tiempo que uno diría que el Barça
juega sin entrenador. En el minuto 40 del PSG-Barça, Messi perdió un balón
fácil en la media y eso costó al Barça el 2-0; un minuto más tarde Messi volvió
a perder otro balón parecido sin que nadie dijera ni pío porque Leo es intocable.
Martino y Luis Enrique han causado tal descalabro en el ecosistema del Barça
que los jugadores han tomado las riendas de la nave, gobernada la mayoría de
los días por el capitán Messi, el timonel Iniesta y el contramaestre Busquets,
asistidos magistralmente por el capataz Piqué que achica el agua como puede. En
los partidos en que Iniesta y Busquets están bajos de forma o lesionados, la
pareja de centrocampistas Gomes y Rakitic ofrecen un espectáculo patético de todo
lo que no se debe hacer en el centro del campo: pases a destiempo, demasiados
toques, pobre control del balón, fuera de posición. Por
qué se ficharon a Gomes y Rakitic y por qué se dejó marchar a Cesc, Thiago y
Samper, evidentemente muy superiores a Gomes y Rakitic? “Se nota
que no son de los nuestros”, se murmurea desde todos los rincones del Camp Nou.
Sergi Roberto y Denis Suárez, sin ir más lejos, pasaron por la cantera pero
casi nunca juegan juntos. No sólo se ha deteriorado la calidad sinó también la
identidad del juego.
Todo empezó con la infundada teoría de que había que ser
“más imprevisibles”, cuando en verdad en el fútbol ya está todo inventado. Con
Martino, Piqué y Mascherano empezaron a probar a colgar balones a la inglesa
como si eso fuera a sorprender a alguien; lo único previsible fue que el Barça
dejó de salir ordenado desde atrás. Luego llegó Luis Enrique y más de lo mismo,
con la diferencia que lo llamó “juego abierto”. Pareció que funcionaba, pues la
MSN se desenvuelve tan bien en los contraataques que, en efecto, sólo hay que
hacerles llegar el balón en mínimas condiciones para que marquen tres o cuatro
goles. Y como el Madrid ya no tiene la pólvora de antaño, el listón no está tan
alto como en tiempos del Dream Team o
del Pep Team. Pero ni Martino ni Luis
Enrique inventaron nada, al contrario. Luis Enrique ha sacrificado el control
en la medular, porque sólo los jugadores-búfalo como Rakitic y Gomes resisten
el galope en la pradera. Las zonas abiertas siempre han sido una telaraña
mortal para jugadores posicionales como Busquets o jugadores de cristal como
Iniesta, que se descentran en la jauría y se hacen fuertes al juntarse. Luis
Enrique durará lo que tarde el aficionado en darse cuenta de que la teoría del
“juego abierto” es un espejismo y que se da patadas con el fútbol de posesión –
lo que “nos hizo grandes”. La mejor fórmula para encontrar la imprevisibilidad
anhelada es, simplemente, jugar el balón lo más rápido posible – y ello
requiere poner en el campo a los más rápidos, técnicos, y – sí, el fútbol es
cruel – a menudo a los más jóvenes. Ahora Bartomeu justifica la gran inversión
de esta temporada (más de 120 millones) para llenar el “fondo de armario”, lo
cual es incongruente con las máximas cruyffistas de que es mejor comprar uno
bueno que cinco malos y de que el centro del campo marca el estilo del club.
Por ese precio, yo me hubiera reforzado con Mahrez, que quería venir al Barça. Ignora
acaso Bartomeu que si La Masía no
produce a jugadores com Rakitic y Gomes es simplemente porque los descarta
cuando son cadetes? O bien Bartomeu no sabe de fútbol o es que el club aborrece
de su ADN.
La raíz del problema
estriba en el núcleo central de
directivos. Son empresarios que habían jugado al baloncesto (Presidente
Bartomeu), waterpolo (Albert Soler), o parchís (vicepresidente Cardoner y Jordi
Mestre). No es que actúen de mala fe sino que son de otra galaxia, de un exoplaneta
en el que no hay fútbol, sólo dinero. Ahora no saben hacerlo mejor porque su
único patrón de medir es el dinero. La comparación con la flamante directiva
del Bayern, que está repleta de legendarios jugadores de la selección alemana
como Rummenigge, Sammers o Beckenbauer, habla por sí sola. Cómo puede esta
directiva resolver la crisis del Barça cuando sólo analiza los problemas con un
telescopio empresarial? Su lente sólo mide el dinero y su anhelo – yo le llamo
obsesión – es crecer el tesoro del Barça respecto al de sus competidores, como
si en el fútbol se marcaran euros en lugar de goles. Su ceguera profesional les
impide ver que el Barça ya tiene en La Masía una riqueza mucho mayor, de una índole humana y
educativa, y que es transparente a su ineficiente lupa pues tarda años en producir
frutos para el mercado futbolístico. El que no vea esto, a estas alturas, no
está capacitado para dirigir el Barça. Cada vez está más
claro que esta directiva viene de un sistema solar muy lejano al corazón del
socio, formada por exoplanetas muy diferentes al que engendró el ADN blaugrana.
Es posible que aniden vida, pero inteligencia, ni rastro.